¡Bendito seas, Señor!
Eduardo de la Serna
¡Bendita
seas, tierra!
regada
por la muerte y por la vida,
andada
por los pasos peregrinos
del
dulce mensajero de noticias.
¡Bendita
seas, tierra!
en
medio de una tierra adormecida,
marcada
con el signo del pecado,
muerte
donde crece la semilla.
¡Bendita
seas, tierra!
surcada
de dolor y de alegría,
marcada
por la huella de un madero,
esperanza
de una raza redimida.
¡Bendita
seas, tierra!
por
la cruz engendrada en injusticia,
por
el grano de trigo que germina,
por
el sol que nos trae el nuevo día.
¡Bendita
seas, tierra!
que
arrancaste la muerte al que es la vida,
y
surgió en el amor con fuerza nueva,
y
permanece vivo en la comida.
¡Bendita
seas, tierra!
donde
el cielo a la tierra desafía,
donde
el Hijo ha dejado las pisadas
señalando
el camino que El camina.
¡Bendita
seas, tierra!
¿pero,
acaso, no estás ya bendecida?
¿acaso
no bebemos en el aire,
los
pasos de Jesús y de María?
¡Bendita
seas, tierra!
por
la historia renovada en su venida,
por
la fiesta de los pobres que se anuncia,
por
el Reino que nos trae Buenas Noticias.
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