Oscuridad y
oscurantismo
Eduardo de la Serna
Un tema que hace tiempo me da vueltas en la cabeza es ¿qué
pasa con los religiosos aparentemente progresistas frente a los movimientos
populares que se viven en América Latina?
Y voy a poner un ejemplo concreto. Me resulta llamativo
escuchar en muchos ambientes cristianos (particularmente de la vida religiosa)
un rechazo militante contra el chavismo en Venezuela, contra Correa en Ecuador,
contra Evo en Bolivia, contra el kirchnerismo en Argentina, pero después no veo
correlatos semejantes siquiera (cuando no más profundos, como desearía) contra
Piñera en Chile, Alan García y su modelo en Perú, Uribe-Santos en Colombia,
Fox-Peña Nieto en México. No me refiero a que no haya quienes se opongan a sus
políticas de Tratado del Pacífico, pero no veo una militancia semejante.
Y más en concreto. El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro fue
revocado por el lefebvrista Alejandro Ordoñez, procurador de la Nación. Hubo
varias marchas en la plaza principal (Plaza de Bolivar) en solidaridad con
Petro (hoy 13 de enero finalmente revocado). ¿Y dónde había sectores religiosos
marchando? La catedral y el arzobispado estaban totalmente a oscuras en la
marcha del pasado 10 de enero (lo tengo documentado); caminando entre la gente con amigos, no vimos o
no pudimos distinguir ni un solo religioso o religiosa marchando. Pero sí
escuchaba –a religiosos extranjeros en Colombia- hablar pestes de sus gobiernos
venezolanos, ecuatorianos o bolivianos.
Hoy el alcalde Petro recibió la esperada confirmación de su
revocatoria por parte del Procurador. ¿Y la Iglesia? Ausente. Encerrada. A
oscuras.
foto tomada de diarioadn.co
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