miércoles, 6 de noviembre de 2013

El miedo a Berta



Del huracán Sergio a la garúa Berta


Eduardo de la Serna




Sólo quién es un perfecto ignorante o una pobre persona –o un cómplice- puede ignorar la enorme influencia que tienen los Medios de Comunicación en la vida cotidiana. Creer que en lo que uno analiza, lo que uno opina, lo que uno piensa no está influenciado, guiado y hasta decidido por usinas de pensamiento, es como aquellos que decían que el mayor triunfo del diablo está en hacer creer que no existe. Sin duda que –cuando se tiene esa posibilidad- uno elige dónde informarse, qué ver, oír o leer, pero desconocer su influencia es grave.

Recuerdo en tiempos de la guerra de Malvinas, que yo escuchaba radios de Uruguay que no decían “vamos ganando” como afirmaba la revista Gente de Chiche Gelblum, o no leía diarios nacionales (o –para ser más precisos- no solo eso leía) que tapaban todo en retribuciones a los favores de tener el monopolio del papel prensa. Y un día, en un negocio en el que el encargado me dijo algo de la guerra y nuestra victoria inminente le dije: “mirá que no parece que sea así”, y le conté de las radios uruguayas, y la respuesta fue: “prefiero que me mientan los míos”. El desencanto del sujeto fue total cuando la rendición, y no faltó el que le echó la culpa de la derrota a Juan Pablo II que “vino a negociar la rendición”.

Uno elige qué escuchar, y quién quiere uno que le mientan. O puede –teniendo esto en cuenta- hacer el difícil ejercicio cotidiano del desenmascaramiento, de la lectura crítica. 

Comparar, pensar, analizar, contrastar, sospechar son buenos pasos para el análisis. Claro que –además- ese análisis lo haré yo que pienso de ésta manera, me ubico en éste lugar, pretendo esto y aborrezco aquello en lo cotidiano. Ni los medios son puros y asépticos, ni yo lo soy. Algo de esto hay en el uso sociológico de la categoría “lugar” y el uso del “no-lugar”.  Pensar que la TV, la radio o los periódicos no me configuran sería casi como ponerme en el lugar de “no-persona”.

Ver –especialmente en algunos lugares- cómo fue direccionado el voto, me resulta difícil de comprender sin reconocer el rol central de los Medios, sea en la creación sistemática de malestar para un lado y la constante insinuación de “buenas ondas” en el otro.  Y me refiero a que mirando a determinados candidatos me resulta impensable que tengan un solo voto. Usando metáforas de mi papá, me parecía ver una especie de competencia entre los dos personajes principales de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires a ver quién leía y escribía con más dificultad. Imposible esperar que se les caiga una idea, sólo un repetir un libreto y con escasa comprensión. Pero eso no era lo importante para ellos, poner cara de bueno y cara de víctima era lo fundamental. Y por otro lado, la sistemática creación del miedo, con refuerzo o repetición de algunas noticias, con exageraciones, con parcialidades y directamente con mentiras. La cosa estaba en generar el miedo. El malestar hace que se piense menos claramente.

El ejemplo más evidente, ya pos electoral, pero inmediatamente posterior a la sanción de la plena constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (¿casualidad que fue al día siguiente?) fue el invento de una súper tormenta a la que hasta nombre le pusieron en TN a pesar de todas las indicaciones en contrario. La cosa estaba en generar miedo. Y por 48 hs. todos alertas esperando que Berta arrasara con todo. Como cuando en el 2001 todos esperaban las hordas que vendrían a saquear todo. Es por eso de rio revuelto y la ganancia de los pescadores. Pero no estaban sólo los oyentes de TN preocupados por Berta, sino que todos –tanta es su capacidad de penetración- hasta los que elegimos no ver esa usina de malinformación. Berta era un hecho.

El paroxismo –por otro lado- siguió con el vómito de Lilita diciendo que ella no quería ser informada por Moreno y por 6-7-8, ignorando absolutamente el sentido y la letra de la Ley. Ella podrá seguir escuchándolo a Morales Solá y visitando a Lanata además de que podrá seguir yendo a Washington a informar, como lo hace periódicamente. 

Pero eso también repercute en una teoría de los dos demonios rediviva: pareciera que quien elige no ver TN ya es repetidor de 6-7-8 o de D’Elia. Hay programas o revistas que me han invitado a decir algo y me he negado explícitamente. Especialmente los ligados a la Dictadura cívico-(eclesiástico)-militar, y –en cambio- cuando me han invitado de 6-7-8 y he podido, he ido con mucho gusto. Y eso algo quiere decir. Pero es curioso cuando escucho hablar de “la plata de los jubilados”, de “Moreno”, de la inseguridad, de “los medios del gobierno”, de la “tanda publicitaria”, y tantas otras cosas, como de Berta y que crean que no están influenciados. Sólo les falta creer que los Martín Fierro (como los nobel de la Paz) son premios serios.

Dibujo tomado de
http://profesorjlcarreras.blogspot.com.ar/2011/11/documento-la-influencia-de-los-medios.html


1 comentario:

  1. Interesante y coincido mucho. Ahora, Don Eduardo, te pido honestidad. Porque sabes muy bien, has ido a TN, al programa de Nelson Castro (yo te "conoci" ahi). Tambien has dado entrevista a Perfil. Y eso fue hace diez años mas o menos, y no dijiste nada de esto ahi.
    Por otro lado, en defensa de la pluralidad de voces, en TN he visto muchas veces gente de todo el arco politico. Muchas. Fue hasta D'Elia a Dos Voces. A 678 no va nadie mas que ultra k, y todos se auto-complacen en sus mismas ideas,totalmente cerrados a ninguna critica.
    Sin mas, saludos
    Ramon

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