Cuando la verdad prescribe
Eduardo de la Serna
La ley “prescribe” que algo “prescribe”
cuando pasa un tiempo y no se ha emitió sentencia judicial. Tiene sentido.
Una persona, por ejemplo,
falsamente acusada no puede estar toda la vida esperando que la sentencia lo
declare culpable o inocente. Bien podría servir como amenaza permanente contra
el “reo” si un poderoso hiciera una denuncia insustancial y llenara de papeles
los escritorios de los jueces, siempre tan trabajadores, lectores y
comprometidos con la imparcialidad… Es razonable que pasado un tiempo se
declare que la causa ha “prescrito”.
Sin embargo, me surgen algunas
dudas:
Cuando la causa está iniciada y
la que se demora es la misma justicia, ¿puede prescribir una causa? La
prescripción, ¿no puede ser una excelente excusa para que un juez “no trabaje”
(es decir: no haga justicia)? ¿No puede ser un instrumento para los que tienen
más “medios” para llenar de papeles y cajonear una y otra vez las causas
esperando que pase “el tiempo”?
Pienso en algunos casos que he
vivido de cerca…
En un caso de abuso de menores,
cuando el niño o la niña tarda, a veces una eternidad, y con mucha ayuda, en
reconocer “lo que le hicieron”… ¿puede prescribir una causa por el tiempo
pasado del hecho y no por el tiempo que la víctima necesita para poner en
palabras lo que el cuerpo le grita?
En el caso de una justicia
perezosa – si no cómplice – como es el caso de la tragedia de Santa Fe, juicio
comenzado “en tiempo y forma”. ¿Puede prescribir una causa simplemente porque
ciertos contactos cajonean, demoran y burocratizan la justicia?
Es cierto que hay casos en los
que los delitos son imprescriptibles. Es el caso de los delitos de lesa
humanidad, esto es, los cometidos por el mismo Estado, por ejemplo. Tiene
sentido.
Pero me pregunto… el Estado, ¿no
es también la justicia? ¿No es evidente que una justicia paquidérmica y
quelónica no es justicia? ¿No es la justicia, el Poder Judicial, el
responsable? El Estado, ¿no es también el parlamento? ¿No es el parlamento, el
poder legislativo, el responsable de velar por las víctimas, de los abusos por
ejemplo, buscando que esta tenga la debida atención y se respeten y reconozcan
sus tiempos?
Porque me parece evidente que en
ciertos casos, al prescribir una causa, lo que prescribe es la justicia. Y se
favorece la vagancia de ciertos poderes del estado que no legislan para las
víctimas de la historia, o que no juzgan para la justicia. ¿No sería más
razonable que prescriba el mandato de jueces perezosos (si no corruptos) o
legisladores cómodos, a fin de que la palabra “justicia” no sea una entelequia,
una utopía, un sueño – o pesadilla – inalcanzable sino un bien que tenemos al
alcance de la mano porque no es un favor que ellos nos hacen sino algo que nos pertenece?
“Sólo justicia has de buscar” – “Justicia
alcanzarás”, dice la Biblia (Deut 16,20; Sir 27,8). Justicia prescribirás
parecen decir otros. Mientras tanto, la justicia y las víctimas esperan ser
invitados para sentarse en las mesas de los palacios (no es casualidad que los
Tribunales y el Congreso se llamen “palacios”) y que de allí sean desalojados
los que la deshonran, la envilecen, o simplemente, la corrompen.
Dibujo tomado de es.clipartlogo.com
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