viernes, 13 de junio de 2014

Una nota sobre el Mundial



Una nota sobre el mundial


Eduardo de la Serna



Ante tanta cosa dicha, tanto tiempo y espacio concentrado en torno al Mundial me pareció bueno decir algo. Pero hablar (= escribir) sobre algo que suscita tanta pasión (pasión por los dólares en algunos casos, ¿no, Blatter - Grondona?) no es fácil, especialmente por las pasiones encontradas que se suscitan. Pero lo intentaré.


Para empezar, quiero señalar desde dónde “me paro”, ¿cuál es mi lugar al escribir? Obviamente en las pasiones el lugar “desde dónde” nos paramos es fundamental. Y parcial. Toda pretensión de totalidad o universalidad es falsa, mentirosa o manipulación. En mi caso, soy hincha de Boca. Muuuuy hincha de Boca. Eso supone “un lugar”, una manera de sentir el fútbol, una manera de gozarlo, sufrirlo, verlo. Una manera que, obviamente, contrasta con otras (en este caso, expresada en River). Para que se entienda mejor, cuando (¡¡¡2 veces!!!) a los hinchas de Boca nos impusieron a Menotti como técnico, yo quería que Boca pierda porque era la única manera que se fuera. Era como ir al dentista: un momento de dolor en aras de un bien futuro. Dicho esto –que obviamente no entenderán los que miren desde otro lugar- señalo que, siendo muy futbolero (nada que ver con los progres que, por ejemplo, fundan un diario que no sale los lunes) en mi caso no me transmite pasión la Selección Nacional. En realidad, hace muchos técnicos (con un pequeño paréntesis en tiempos de Diego) que no me atrae la Selección Nacional. No hay un equipo, ni tampoco un jugador que me “atrape” (y esto vale para Messi, que no me conmueve para nada, y también para la ausencia de Tevez). Pero…


Pero, obvio que eso no significa que quiera que Argentina pierda. Todo lo contrario, celebraré cada triunfo, y festejaré si sale campeón.


Pero, además, viendo la campaña anti-Sabella de parte del “grupo hegemónico de pensamiento no-nacional” -por haber “pecado” y defendido el modelo que lleva adelante el gobierno- eso me hace estar mucho más en otro “lugar”.


Pero… a su vez, también veo las campañas feroces en contra de Dilma en Brasil (mostrando que los que con tal que no gane algunos son capaces de incendiar el país, con lo que descubrimos que los caceroleros que salen a la calle cuando el CEO “estridente sonó” no tienen el monopolio del odio), imagino que Dilma también necesitará que a Brasil le vaya bien en el Mundial (y no puede ocurrir una final Argentina – Brasil que termine en empate). Y Brasil es muy importante para el futuro argentino, sin duda; pero un Brasil amigable, como el de Lula – Dilma, por supuesto.


Pero a su vez me da rabia (y no es la primera vez… van demasiadas) que el negocio necesita que Brasil avance en el Mundial aunque tengan que inventarle un penal. Y otras cositas más. Me da rabia porque (y tampoco es la primera vez… ni será la última) la conveniencia económica juega con las pasiones, las manipula y aprovecha.


Pero también me da rabia cuando el Mundial sirve para tapar cosas, como la reunión convocada por Magnetto de la que, siempre sumiso a los poderes fácticos, Scioli participa en nombre del diálogo. Cuando en la Provincia de Buenos Aires anden bien las escuelas, la salud, los caminos, la seguridad, cuando le cobre impuestos más altos a los que más ganan (todo eso es un verdadero desastre, y cualquier bonaerense lo sabe) empezaremos a mirar con otros ojos al plan “A” de Clarín (porque yo creo que Massa es su plan “B” y Mauri el plan “C”). Daniel dice que dialoga con todos, que es su estilo, y eso es ¡mentira! ¿Cuándo recibió a las organizaciones de Derechos Humanos? ¿Cuál es su actitud ante los comedores, los pobres, los trabajadores? Nula. Nula de toda nulidad. Dialoga con todos los poderosos. Juega al fútbol en su casa con Mauricio, se reúne con Moyano, ahora le hace olé a Massa porque es su competidor nato, pero también se reunió con él, y ahora con Magnetto (¡¡¡con Mag-ne-tto!!!) disimulado tras los ruidos del Mundial. ¿Cuándo va a venir a jugar al fútbol a los barrios? ¿O a comer en un comedor popular? No gracias, ¡paso!


Ayer daba clases en un instituto y explicaba los “pactos de vasallaje”, esos pactos en los que un rey poderoso hace un pacto con un rey vencido imponiéndole una serie de cargas que debe cumplir, finalizando con lo bien que le irá al súbdito si cumple, pero “¡pobre de él!” si no lo hace. Y el ejemplo comprensible que se me ocurrió fue precisamente las imposiciones de la FIFA a un país soberano como el Brasil en la Copa, hasta el punto de obligarlo a no cumplir la ley brasileña que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas en las inmediaciones de los estadios porque la FIFA tiene contrato con Budweiser. ¡que no haya un Mundial en Argentina, por favor!


Pero que no se me malinterprete: estoy muy lejos de los progres que creen que el Mundial es “pan y circo” [además, que muchos de esos progres pagarán fortunas para ver el Cirque du Soleil, jeje] y que desprecian al pueblo y sus sentimientos [además que, como se sabe con solo mirar la historia, el pueblo puede festejar hoy un triunfo y nada de eso significa que mañana apoyará a los dueños del circo]. Simplemente estoy distante de un equipo que no me transmite la pasión que tengo por el futbol, pasión que –por otro lado- suele estar en las antípodas de lo que los llamados “periodistas deportivos” (sic) dicen que es “el fútbol que le gusta a la gente” o cosas semejantes. Es simplemente que me hubiera gustado otra cosa.


Dibujo tomado de www.producto.com.ve

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