El Papa y el Derecho Penal, en el ojo del debate
Eduardo de la Serna
El Papa Francisco acaba de enviar una carta al juez argentino Raul Zaffaroni como responsable de dos congresos internacionales de Derecho Penal que se celebrarán en estos días.
El texto completo de la carta puede verse en http://es.scribd.com/doc/227499715/Carta-del-papa-Francisco-a-Zaffaroni. A raíz de esto, publiqué en el diario Tiempo Argentino lo siguiente:
Un escrito desde el lugar del pobre
En su carta a los participantes del XIX Congreso lnternacional de la
Asociación Internacional de Derecho Penal y del lll Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología, el Papa
Francisco entró en terreno difícil.
No ignora la repercusión que el tema causa en sectores de la política
doméstica con la insistencia en mano dura y oposición a las reformas
del Código Penal; como no ignora que en ciertos ambientes eclesiásticos
se confunde delito y pecado con lo que se ha tapado a delincuentes, como
pederastas o genocidas ocultos en que todos somos pecadores. Y no
ignora el rol que los medios de comunicación juegan en la difusión, a
veces perversa o tendenciosa, de noticias creando una alarma social, una
condena previa o un sensacionalismo despreocupado por las víctimas.
Podríamos señalar brevemente: el obispo de Roma escribe sobre materia
penal pero desde un lugar, y este es desde los pobres, cosa que se ve
en toda la carta. Escribe como pastor dando una palabra y no como quien
predica la verdad sino en actitud de diálogo. Y precisamente como pastor
y desde el lugar del pobre, no duda en reconocer la fragilidad humana, y
que la delincuencia busca a los poderosos como cómplices y tiene a los
pobres como víctimas.
Mientras algunos creen que más cárceles, más policías, más mano dura
son la respuesta, el Papa afirma expresamente lo contrario, y lo hace
con la autoridad que le da su cercanía a los pobres y la experiencia.
Nos dice que el aumento y el endurecimiento de penas no resuelve los
problemas sociales ni logra disminuir los índices de delincuencia.
Insistiendo en la satisfacción, la confesión y la contrición, no deja
los temas en el terreno puramente religioso, en cuyo caso su palabra
sería quizás innecesaria dados los destinatarios, sino que entra de
lleno en la vida de la persona humana como parte del anuncio de una
buena noticia y la experiencia milenaria del pueblo de Dios, que busca
poner en el centro a la persona humana buscando una sociedad incluyente,
sobre todo, entre los más indefensos.
Publicado en http://www.infonews.com/2014/06/02/sociedad-147211-un-escrito-desde-el-lugar-del-pobre.php
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