martes, 22 de abril de 2014

Comentario Pascua 2A



Una comunidad que nace de la Pascua


DOMINGO SEGUNDO DE PASCUA - "A"
27 de abril


Eduardo de la Serna



Lectura de los Hechos de los Apóstoles     2, 42-47

Resumen: Lucas presenta la comunidad ideal de los orígenes como caracterizada por cuatro elementos: la enseñanza, la oración, la eucaristía y poner los bienes en común, y lo repite a fin de encontrar en ellos la continuidad con el camino de Jesús.



El sumario de Hechos que presenta por primera vez (cf. 4,32-35) a la comunidad originaria. La comunidad de Jerusalén. A partir del cap. 6 se empieza a referir a los seguidores de Jesús originados en la diáspora, y más adelante se abrirá el grupo a recibir a los paganos. 


En 2,41 Lucas había dicho que ante la predicación de Pedro “los que acogieron su palabra se bautizaron y aquel día se les unieron unas tres mil almas (psyjaì = vidas, personas)”. Son estos, entonces los que “acudían asiduamente”…


Lo primero que se afirma de este grupo es que acudían a:


  • La enseñanza (didajê) de los apóstoles (en 5,28; 13,12; 17,19 se refiere a una enseñanza ya fijada, por lo que puede traducirse también por “doctrina”;
  • La comunión (koinônía); única vez en Hch, muy frecuente en Pablo para aludir a la vida compartida, a la comunión de vida con Dios, o a los bienes compartidos (por ejemplo, en la Colecta);
  • La fracción del pan (klásei tou artou) en Lc 24,35 alude al reconocimiento de Jesús por parte de los peregrinos de Emaús, ciertamente se refiere a la Eucaristía;
  • Las oraciones (proseujais) ya eran algo que se había dicho del grupo germinal (1,14) y es algo frecuente en la comunidad (3,1; 6,4; 12,5).



En todos ellos (psyjê) ocurrió un “gran temor”. El temor reverencial es característico de la religiosidad (5,5.11; 9,31; 19,17; cf. Lc 1,12.65; 2,9; 5,26; 7,16; 8,37), puede incluir el miedo, pero también el “temor de ofender”, el respeto y la reverencia. La referencia a los “signos y prodigios” particularmente desde Dt 34,11 alude al profetismo (como Moisés). La comunidad de los (térata kaì sêmeia) apóstoles, así como Jesús, se caracteriza por su ser profeta en la teología de Lucas-Hechos. El profetismo la caracteriza todo a lo largo de la obra en varios aspectos (cf. 2,19; 4,30; 5,12; 6,8; 7,36; 14,3; 15,12).


Todo el grupo es calificado de “creyentes” (pisteúontes) vivían unidos y tenían todo en “común” (koinà; es la koinônía de la que había hablado más arriba). Los antiguos griegos hablaban de la amistad como los que tienen todo en común y viven unidos con lo que –podemos decir- Lucas califica la comunidad como de “hermanos” (uso judío) y de “amigos” (uso griego). La referencia a lo que se vende, se pone en común y se reparte según las necesidades será algo que especificará más claramente en caps. 4 y 5: (4,32-35 en el sumario, 4,36-37 en el ejemplo de Bernabé; 5,1-11 en el anti-testimonio de Ananías y Safira). 


Como se trata de la comunidad de Jerusalén, acuden diariamente al Templo (lo que se reiterará en 3,1; 5,25…), y con “perseverancia”, como la que hay en la oración (1,14) o en la enseñanza (didajê) de los apóstoles, quienes a su vez se dedican a la oración y la predicación de la palabra (6,4), e “íntimamente” (1,14; 4,24; 5,12; 8,6), pero a su vez “partían el pan” en las casas y compartían el alimento. La alabanza (ainoûntes) es casi exclusivamente lucana en el NT (x6 de x8, Rom 15,11; Ap 19,5) y siempre se dirige a Dios. Y tenían la “gracia” (járin) de “todo el pueblo (laos)”. 


Y a modo conclusivo (como lo que vimos de 2,41) se alude a que se agregan a ellos los que “el Señor” (¿Jesús?) añade para que sean “salvados” (sôzomenous). 


Como puede verse, el relato luego de haber señalado a modo de sumario cuatro características de la comunidad primitiva, las desarrolla un poco para que se comprendan mejor:


La enseñanza de los apóstoles
43 El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. (2:43)
La comunión
44 Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común;
 45 vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. (2:44-45)
La fracción del pan
partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. (v.46b)
Las oraciones
46 Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu (…) 47 Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo.  (2:46a-47)


Y concluye mostrando –como ya lo había hecho (2,41) y repetirá, que “la comunidad crecía…” (cf. 6,7).


Lectura de la primera carta de san Pedro     1, 3-9

Resumen: el comienzo de la carta de Pedro prepara la totalidad del texto. Con un esquema trinitario, pero centrado en los sufrimientos y la resurrección de Cristo, alienta los destinatarios a animarse en el servicio a los despreciados de la sociedad.



Como otras cartas del Nuevo Testamento, la primera carta de Pedro comienza con un himno (“bendito sea Dios”) en lugar de una acción de gracias, como es habitual (cf. 2 Cor y Ef). De todos modos, ambos modos de introducción sirven para presentar los temas principales de la carta.


La carta de Pedro es motivo de interesantes debates entre los estudiosos, pero veamos brevemente algunos elementos a tener en cuenta: el himno comienza bendiciendo a Dios (Padre) por sus dones (vv.3-5), pero abandona la bendición para seguir considerando y destacando la alegría en medio de los sufrimientos como los de Cristo (vv.6-9) y concluye destacando a los destinatarios como receptores de la buena noticia dada por el Espíritu (vv.10-12). El honor que reciben viene dado por la participación en la familia de los renacidos. A pesar de la semejanza con el contexto bautismal, el texto es propio de los cantos de transmisión oral. El bautismo es el trasfondo con el que el cristiano debe mostrarse en la sociedad en la que vive (1,14-2,3; 2,9-10.11-12; 3,13-4,6). La tradición (también judía) de la alegría en medio del sufrimiento (1,6; 4,12-13; cf. 3,14; 4,14) la seguridad de la protección divina y la presencia del espíritu no exime a los creyentes de la realidad del sufrimiento (4,12; 5,9), la inminencia del juicio (4,17) y la perspectiva de la salvación y gloria (1,8-9; 4,14.16; 5,10). Los versículos vv.10-12 contienen para muchos la unidad clave para comprender 1 Pedro (aunque los vv.11-12 están omitidos en el texto) porque introducen los sufrimientos y gloria de Jesús como clave de interpretación de la vida del cristiano. La carta en su totalidad intenta dar aliento y coraje a sus destinatarios que son “extranjeros” (despreciados, rechazados) en el medio ambiente y por lo tanto presentar como una buena noticia la actual situación a semejanza de Cristo preparando también la gloria futura.


La regeneración, que es lo que motiva la bendición, se determina por la esperanza viva (v.3), la herencia incorruptible (v.4a) y la salvación que se revelará (v.4b). Estas características marcarán definitivamente un modo totalmente nuevo de vida que debe caracterizar al cristiano, aun en medio de las dificultades y por el que tiene sentido dedicarse al servicio de los extranjeros revelándoles una nueva vida, una nueva “casa”.


+ Evangelio según san Juan     20, 19-31
Comentario ciclo “C”: http://blogeduopp.blogspot.com.ar/2013/04/el-resucitado-es-elcrucificado-eduardo.html

dibujo tomado de
pauinterior.wordpress.com



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