viernes, 22 de marzo de 2013

Enrique, de tierra adentro


Enrique, de tierra adentro


Eduardo de la Serna

Crucificado en la ruta,
como siguiendo al Camino,
se abrió una brecha hace años:
un cadáver peregrino.
Allí dejaste tu sangre,
como otros tantos amigos:
como Lucho lo fue en Bolivia,
y en el Salvador, Rutilio.
Tantas y tantos hermanos,
con la fuerza de testigos,
en las rutas de Abya Yala
nos regaron de martirio.
Tantos muertos en las calles,
tantos muertos en camino,
tanta vida regalada
con la fecundidad del trigo,
no son sangre derramada,
son una vida y un signo:
una vida para su pueblo,
un signo contra el olvido.
Y si por un "accidente",
algunos te callan, ¡amigo!,
levantaremos tu nombre,
recogeremos tu grito.
Así alzaremos tu copa,
y beberemos tu vino,
compartiremos el pan
y pondremos el oído,
un oído al Evangelio,
el otro en el más sufrido,
porque hay que seguir andando,
para no estar más detenidos
"Pelado, como tu pueblo"
Enrique, hermano y amigo,
exclamó un día el poeta,
nosotros lo repetimos.

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