domingo, 7 de abril de 2013

Hablemos con "propiedad"

Hablemos con "propiedad"



Eduardo de la Serna

Hablar de lo "propio" es sumamente confuso; porque es "propio" de los fines de marzo que haya grandes tormentas (aunque algunos funcionarios desinformados aprovechen para irse de vacaciones); es "propio" de un tonto cometer tonteras (y no hablo de políticos, aunque algunos...), alguien se "apropia" de algo o alguien porque cree que le pertenece (o pretende que le pertenezca), o alguien puede pensar que algo es "propiedad" de alguien o algo.

No pretendo aclarar, ni tampoco dar definiciones de diccionario, sólo pretendo aportar algo.



Señalo algunos aspectos:



A nivel teológico el tema es de una importante riqueza, especialmente al hablar de la Trinidad. La identidad y semejanza entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no impide que haya cosas que son "propias": es propio del Padre "crear", del Hijo "liberar" y del Espíritu "santificar", por ejemplo. Aunque Dios sea uno sólo.
A nivel social, el tema puede esconder gravedad. Hay unos 400 jóvenes "apropiados" que desconocen su identidad, su historia, y viven en la ficción. Pero también es posible que estos jóvenes, y ha ocurrido más de 100 veces, se apropien de su historia y puedan reconstruirla.
Por otra parte, hay colectivos sociales o humanos que quieren defender por sobre todo, su "propiedad". Es el valor supremo por el que vale la pena perder todo. Para una concepción social -ideológica por cierto- la "propiedad privada" es el valor absoluto, aunque haya 4/5 partes de la sociedad que estén privados de propiedad.

 

La idea de lo "propio", escondido en el término, merece mucha atención, para -al menos- entender lo mismo.



+ Podríamos señalar, para empezar, que el punto de partida radica en la justicia (y la verdad): ¿realmente es "propio" el joven al que se le ha negado la historia en la Dictadura? Fue "apropiado", pero sin verdad, sin justicia. Fue "hecho propio" por alguien que no tenía ese derecho. Pero el mismo joven puede "apropiarse" de su historia, y -con verdad y justicia- armar o reestructurar su "propia vida". "Apropiadores", niño "apropiado", no significa que sea "propio" de esa persona -hoy adulto- creer ser quien no es. Sólo la verdad y la justicia determinarán lo propio, aunque esta verdad y justicia nunca lleguen, o lleguen tarde y la abuela haya muerto en una inundación sin conocer a su "propio" nieto. Aunque no lleguen, lo "propio" está allí, en el ADN en este caso; aunque alguien se haya "apropiado" de la historia personal de esta persona para manipularla, deformarla y construir mentira e injusticia.

+ La así llamada "propiedad" privada -habitual perversión en la que se disfraza la injusticia, la corrupción y la violencia,-supone que algo (generalmente muchos "algos") es propio de una persona (generalmente pocos "unos"). Pero ¿realmente es propio? Sin duda que el tema merece un buen análisis histórico, sociológico, antropológico... ¿Cuánta propiedad privada tienen los miembros de la Sociedad Rural que se quedaron con tierras de indígenas robadas por Julio A. Roca y sus esbirros? ¿Es propia o apropiada? Y lo mismo cabe decir de las comunidades indígenas o campesinas que nuevos esbirros, acompañados por sicarios con armas o "plumas (=computadoras)" son cómplices de nuevas apropiaciones para "apropiarse" de la palabra "campo" y -más aún- de la argentinidad (con la espada, con la pluma y la palabra, valga la apropiación). La propiedad privada no es algo "propio" del cristiano, es propio del capitalismo, evidentemente.

+ Veamos brevemente otros aspectos. Es habitual que haya grupos que se "apropian" del todo, lo cual es algo sumamente grave. Cuando un grupo de países se refiere a sí mismos como "el mundo", por ejemplo; el Tercer Mundo no cuenta, sólo vale el Primero. Y así se habla de "Guerra mundial" (porque fue del Primero), de que estamos "aislados del mundo", o de que "todo el mundo" está en contra de Cristina. Hay una apropiación (o un aceptar la apropiación de otros) que se parece más a una sinécdoque que a la realidad. Y la sinécdoque es una figura retórica por la que una parte expresa el todo; no es una expresión "precisa" sino poética.

"Mi" mundo no es "el" mundo, aunque sea parte de él. Cuando confundo "mi mundo" con "el mundo", o cuando me apropio del "mundo" (o de la argentinidad), no venderé soja hasta que no logre lo que deseo (= mi beneficio); o me opondré al proceso de paz en Colombia (como lo hace algún narco-paramilitar ex presidente) porque me he apropiado tanto de "la patria" que me vuelvo incapaz de mirar "lo propio". Me lo he "apropiado".

O cuando un medio se cree "la prensa" o -peor aún- se apropia tanto de "la verdad" que la deforma e inventa (total muchos creerán) porque nos hemos "apropiado" de la capacidad de informar negándosela a otros (acusándolos, o estigmatizándolos: "periodismo militante" o "periodista K", o "programa ultra oficialista"...).



La "apropiación" logra su objetivo cuando consigue "introyectar" el machismo en la mente de la mujer, el dominador en el dominado, el amo en el esclavo, cuando logra que el otro haga "propia" aquella cosa de la que nos hemos "apropiado".



- Lo propio aparece, habitualmente, como una suerte de apéndice de uno mismo; la mujer es vista con frecuencia como propiedad del varón porque la considera parte de sí mismo y de lo que puede aprovechar según sus "propios" criterios y deseos. Recuerdo una vez que un señor me dijo que iba decidido a matar a alguien -finalmente no lo hizo, aclaro- porque "me violó mi mujer. Y, ¿sabe, padre? No hay nada peor que a uno le violen su mujer", me dijo. "-Si -le dije- hay algo mucho peor... (me miró asombrado) ¡ser la mujer violada!" Se quedó un rato en silencio y bajando los hombros me dijo, "padre, tiene razón". Su primer planteo había sido de"propiedad", no había mirado con los "propios" ojos de su compañera.

- Los "bienes" (sic) son entendidos como "propios" porque -según se dice- se han adquirida legalmente (compra, herencia), y uno puede disponer de ellos según su "propio" criterio, sin tener en cuenta los demás, sus deseos, y mucho menos sus "propias" necesidades. Podríamos hacer un análisis profundo para ver si realmente algo es "legal": las riquezas hechas con sangre esclava, o con explotación o bajos salarios -por ejemplo- ¿son legales? O mejor, aunque legales, ¿son legítimas? Recuerdo otro señor, inmigrante italiano él, que se quejaba de los planes sociales diciendo: "yo vine con una mano atrás y otra adelante, nadie me dio nada. Todo lo que tengo me lo gané yo; ¿por qué tengo que dar?". Yo le dije, "me parece que no es verdad. Usted se vino de un país que no le daba nada, y vino a un país que le dio oportunidades. Usted trabajó, pero alguien le dio la oportunidad que allá no tenía. Es justo colaborar con el país para que siga dando oportunidades a otros". No me entendió (no supo o no quiso, no sé).

- Con frecuencia se escucha decir que algo es "propio" de la mujer (ternura, recepción, confiabilidad) y algo "propio" del varón (fuerza, empuje, firmeza). "los hombres (= varones) no lloran" es un ejemplo característico de esta "apropiación" machista. Se cuenta que cuando el último rey musulmán de Granada (Boabdil) fue expulsado por los reyes "católicos" (1492), al dejar la ciudad se dio vuelta y lloró (el monte se llama hoy "Suspiro del moro") y su madre Aixa le dijo "llora como mujer lo que no supiste defender como hombre" (= varón). Curioso que lo diga una mujer. Y dejando de lado la época en que fue dicho y la cultura, no deja de ser cierto que aún hoy se escucha atribuir a mujeres o a varones "apropiaciones" que bien deberíamos preguntarnos si son "propias" o son "apropiadas". ¿Es verdad que los varones "no lloran"? Dicen que este es el punto de partida de lo que se llama "perspectiva de género" (género femenino, pero también masculino, obviamente). Y me apropio de ese punto de partida. Entre paréntesis, decir "hombre" (= especie humana) aplicado al "varón" ¿no es una apropiación machista?

- Mirando películas, por ejemplo, es frecuente notar los estereotipos en los que la pereza mental de los guionistas incurren a diario. Si es Colombiano o Mexicano (con mayúscula por respeto a los pueblos, en este caso) deben ser narcos o sicarios (o los musulmanes, terroristas). Es "apropiar" al estereotipo algo que ni remotamente la mayoría de los Mexicanos o Colombianos son, pero si lo son para Hollywood, porque como "todo el mundo sabe" no hay narcos "originarios" ni sicarios en EEUU.



Pero esto son ejemplos -y podrían multiplicarse- y yo quiero detenerme en "apropiaciones" que me parece merecen una mirada crítica y teológica. A veces pareciera que los obispos o el papa se "apropian" de la Iglesia; los medios -con frecuencia- dicen "la Iglesia dice (o hace)" porque un obispo dijo o hizo; y en ese caso se trata de una apropiación indebida. ¿Qué es lo propio de la Iglesia? ¡Ser pueblo!



Veamos un tema teológico fundamental. Los que creemos en el Espíritu Santo, creemos que este actúa en la Iglesia. Esto no debe entenderse como que lo que la Iglesia dice o hace está dictado o impulsado por el Espíritu, por supuesto: la Historia de la Iglesia está llena de casos en los que evidentemente no fue así.

Pero si la Iglesia es un pueblo, ¿qué decimos? Por cuanto es un pueblo "de Dios" se supone que Dios la acompaña, la impulsa, la ilumina. Pero ¿cómo distinguir cuando lo que se dice o hace está impulsado por el Espíritu Santo y no por el pecado de los hombres (= varones y mujeres)? Se trata del mismo problema que durante todo el tiempo bíblico tuvo el pueblo para reconocer verdaderos de falsos enviados de Dios. ¿Cómo saber si esto que dice esta persona es de Dios o no? Es el desafío de los llamados -más tarde- "falsos profetas". Por ejemplo, Jeremías se enfrentó duro con el "profeta" Jananías; los contemporáneos... ¿cómo sabrían cuál es "propiamente" (verdadero) profeta? Jeremías la pasó muy mal, no le creyeron a él, aunque -con el paso del tiempo, ¡mucho tiempo!- sus palabras sí -y no las de Jeconías- fueron reconocidas por el pueblo como "palabra de Dios".

Valga este ejemplo para iluminar el tema; es lo que ocurre con los libros que van siendo incorporados en la "lista" de textos considerados "inspirados" por el pueblo. Fue un proceso lento -muy lento-; de siglos. Y acá va apareciendo la clave: el pueblo se fue "apropiando" de unos textos, y no de otros. El mismo espíritu que inspiró a Jeremías, o a los "autores sagrados", inspiró al pueblo para que se fuera "apropiando" de estos textos y no de otros (las razones y motivaciones fueron muchas y variadas, aclaremos). A ese lento proceso de "apropiación" se lo llama teológicamente "recepción". El pueblo "recibe" algo como "propio", y otras cosas no son recibidas, sea por que se las valora pero no reconoce con el mismo valor que los otros, o sea porque se las rechaza (los casos y temas son muy variados).

Algo muy semejante ocurre con los "santos". Durante los primeros siglos de la historia de la Iglesia, el pueblo se fue "apropiando" de determinados personajes reconociéndolos como "nuestros"; y sigue pasando cuando la fe del pueblo se "apropia" de algunos santos y desconoce a otros (incluso de personajes no canonizados, obviamente). Lo mismo ocurría con los nombramientos episcopales, que eran "propios" del pueblo que los elegía y reconocía). [Entre paréntesis, por lo que sé, algo semejante ocurría con los diáconos indígenas en Chiapas, era la comunidad la que los escogía. Pero esto fue censurado y vetado por la curia romana].

Por tanto, debemos señalar que algo es "propio" de la Iglesia, cuando el pueblo se lo "apropia", cuando hay "recepción". No es "eclesial" algo por ser dicho por un obispo, o un papa; es eclesial cuando el pueblo de Dios lo reconoce como tal. Esto tiene su motivación en la fe en el Espíritu Santo (y es por eso que no se dice que se "cree en la Iglesia", la Iglesia no es "objeto" de fe); como afirmaba sabiamente Pablo 6º: "el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia". Una Iglesia que se apoya en obispos o papas, por más buenos y santos que estos sean, es una Iglesia sin alma, desanimada.



¿Qué es lo propio de la Iglesia? Aunque a veces pareciera que la Iglesia se ha apropiado de la verdad, por ejemplo, lo propio de la Iglesia es anunciar buenas noticias de parte de Dios a la humanidad, empezando por los pobres. Eso es lo propio, "el único absoluto es el reino de Dios, todo lo demás es relativo" (Pablo 6º; texto también citado en Aparecida). Sin duda que para reconocer algo como propio y eclesial hará falta poner un oído en el Evangelio y un oído en el corazón del pueblo, pero se trata de algo creyente, se trata de reconocer simplemente que lo propio de la Iglesia es el Espíritu Santo, aunque algunos le "apropien" al Espíritu de Dios características que no le son"propias".



 


 

foto tomada de http://es.123rf.com

1 comentario:

  1. muy interesante la reflexion, don Eduardo.
    En general por distintos motivos, casuales o no, leo y he leido tus artîculos, a traves de otros blogs. Ahora he encontrado este que aparentemente es gestionado por vos directamente. Enhorabuena!
    Sere lector, como lo soy de otros blogs, con asiduidad comentare, y muchas veces, pensaremos distinto (creeme, especialmente en lo politico)
    Pero realmente me alegra que abras este espacio de expresion y algo de debate.
    Y ya te tiro una propuesta si te gusta y podes:
    Si lo has leido, alguna critica sobre el libro de Pagola, "Jesus, aproximacion historica"
    un saludo amistoso!,
    Ramon

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