jueves, 23 de mayo de 2013

La urgencia de un exorcismo

La urgencia de un exorcismo





Eduardo de la Serna



Decir que alguien está "poseído" o que es un "poseso" tiene una interpretación unívoca, no hay dudas de qué se habla cuando se afirma tal cosa. La Real Academia afirma que ese tal "padece posesión o apoderamiento de algún espíritu". O también: "Apoderamiento del espíritu del hombre por otro espíritu que obra en él como agente interno y unido con él". Sin embargo, el término no existe así en griego bíblico. Sí se dice que alguien "tiene" un demonio, o un espíritu impuro, o que alguien está "endemoniado" (término preferido por Marcos y Mateo, sólo una vez en Lucas), pero no se dice que está "poseído" (sí lo suelen usar algunas traducciones castellanas, debemos aclararlo). Pero más allá de esto, lo cierto es que se supone que un "espíritu" mueve involuntariamente a una persona (generalmente se trata de personas vulnerables, marginales) a obrar de modo que no obraría voluntariamente. Los importantes estudios desde las ciencias sociales lo llaman "estados alterados de conciencia" (EAC). Se trata de que una "fuerza ajena" domina a una persona (de modo permanente u ocasional) haciéndola obrar o hablar de un modo que normalmente no lo haría. Esa fuerza es calificada de "daimonía"; se utiliza ya desde Homero, y puede ser también un poder divino que es enviado sobre alguien (en Hch 17,18 por ejemplo, se usa para hablar de "divinidades extranjeras"). Para decirlo sintéticamente, estas fuerzas pueden impulsar a la persona al bien o al mal, de un modo benéfico o maléfico. En general el NT lo ha aplicado a este último grupo, las fuerzas que llevan a la persona hacia el mal (lastimarse, lastimar, aislarse, alienarse). Pero se distingue claramente de aquella persona que busca impulsar a otros hacia el bien o el mal concientemente (en ese caso se habla de virtud o defecto). Se usa daimonía cuando se trata de una fuerza incontrolable, no manejable, no visible. Yo puedo ver a una persona que lastima, o que oprime a otros, en cuyo caso no se aplica afirmar que hay un daimoníon. Cuando hay una fuerza superior ("estado alterado de conciencia") sí. En ese sentido es correcto aplicar la palabra castellana "posesión" ya que supone una pérdida de la propia capacidad, de la propia libertad.



Podemos señalar el rol importante que juegan en los evangelios sinópticos (particularmente en Marcos; ausentes en Juan) los llamados exorcismos (palabra que no aparece en el NT) pero no interesa en esta ocasión. Digamos simplemente que son claramente una expresión visible de la llegada del "reino de Dios" (Mt 12,28; Lc 11,20). Jesús manifiesta que Dios no reina en la alienación humana, en la incapacidad de desplegar la propia libertad, en que tal persona no sea tenida por los demás como hermano/a sino que busca reintegrarlo a la nueva familia que inaugura, la del único padre, Dios, y de una multitud de hermanas y hermanos. Si lo que ha alienado a la persona, la fuerza que lo ha "aniquilado" es el sentir -porque el mundo circundante se lo ha hecho saber- que no tiene cabida, que sobra, que está de más y -por ser vulnerable- eso le ha provocado un "e.a.c." Jesús viene a decirle que no es necesario que se "adapte a este mundo", que no es eso lo que Dios quiere, ya que hay "otro mundo posible", uno en el que Dios reina y en el que él/ella es tenido como verdadero hermano/a. Es por eso que Jesús ha dicho que "donde está tu tesoro está tu corazón" (Mt 6,21; Lc 12,34).



No estaría de más preguntarnos en nuestro tiempo científico e ilustrado si hoy hay fuerzas externas que nos dominan hasta hacernos perder la conciencia, o llevándonos a hacer cosas que no haríamos si no fuera por ese "poder". ¿Hay "posesos"? La idea de la "posesión" refuerza que la persona está ahí, pero que una fuerza la domina de tal modo que en la práctica ha desaparecido, está en-demoniada. Y no parece difícil establecer esa relación entre poseer un espíritu y a la vez ser poseído por él mirando la relación con las "posesiones". ¿Será que muchas veces las posesiones en realidad nos poseen?



Mirando con la pregunta de base, ¿sin ese "espíritu", esta persona, haría eso? Nos podríamos preguntar si habría guerras, tráficos ilícitos de drogas, armas y personas sin "posesiones"? ¿Habría tráfico de la palabra? Quizás por eso Jesús comparó al dinero con un ídolo (Lc 16,13; Mt 6,24) y más de una vez en la traducción griega de la Biblia, allí donde el hebreo decía "ídolos" (o "dioses") el griego traduce "daimonía" (ver Sal 96,5). ¿No hemos visto cómo "cambian" algunas personas en cuanto empiezan a tener "posesiones"? Aquel que Francisco de Quevedo llamó "poderoso caballero" y que quizás influido por Francisco de Asís, que afirmaba que "el que tiene posesiones tiene que comprar armas", finaliza su poema diciendo: «Más valen en cualquier tierra / (Mirad si es harto sagaz) / Sus escudos en la paz / Que rodelas en la guerra. / Pues al natural destierra / Y hace propio al forastero.». Ciertamente por eso es dicente que Dante Alighieri en su Divina Comedia envía a Constantino al infierno, "¡Cuántos males causaste a la Iglesia, Constantino!, no por tu conversión... sino porque de ti vino el primer papa que fue rico" (Infierno, canto 19).



Resulta significativo que mientras creemos "tener posesiones", es decir, que las poseemos, no son pocas las veces que éstas "nos poseen", y por tanto nos alienan, nos desquician. Quizás hacer una simple lista de los grandes males del mundo nos permitan mirar la gravedad de la posesión, y la urgencia de un exorcismo. En el Congo más de 6.000.000 de personas han muerto a causa del coltán y los diamantes, pero eso "no cuenta", por un lado porque "son negros" por tanto son muertes de "baja calidad" y -sobre todo- porque los poderosos salen ganando con tales muertes. Como ganaron con los 1771 mayas asesinados por Ríos Montt en Guatemala (eran buenas épocas para matar a Romero en El Salvador, fomentar a los contras en Nicaragua para que Centro América "volviera al redil" del Capitalismo). ¿Qué guerra no se desencadenó a causa de las "posesiones"? ¿Cuántos pueblos enteros, campesinos, negros, indígenas son desplazados para "poseer" sus tierras y así incrementar las "posesiones"? ¿Cuánto tiene que ver el "amor al dinero" en el interminable conflicto colombiano, y en la feroz campaña de muchos sectores para que no termine? ¿Cuántas personas caen heridas al costado del camino de la Comunidad Europea para que no se toque el Euro? (Y cuánto vale un "Nobel de la Paz "oportunamente otorgado" para que ningún país "bananero" ose ‘sacar los pies del plato’?). Guerras, torturas, droga, violencia, ¿no son "posesiones que nos poseen"?



No es casualidad que en el más significativo caso de expulsión de demonios de los evangelios (el de Gerasa, cf. Mc 5,9) el demonio lleve el nombre "Legión" en indiscutible referencia al Ejército Romano.



Es difícil exorcizar un mundo poseído, como fue difícil enfrentar al Imperio romano y sus legiones. Un mundo para el que tantos (pero ¡¡¡tantos!!!), sobran, son "descartables", no cuentan muchas veces resulta increíble cualquier afirmación de que "otro mundo es posible", de que cuando algunos son tenidos como hermanos y hermanas, sacados del borde del camino e introducidos en nuestra casa, allí Dios comienza a reinar. La fuerza poderosa de las posesiones que nos poseen, que hacen creer a tantos que este es el mundo que debiera, que la "pax romana" es la paz deseable en la que los sufrientes no gritan, no reclaman y mueren silenciosamente; a lo mejor por eso nunca faltan voces (especialmente amplificadas por los poderes amplificadores, o MCS) que gritan, reclaman o cacerolean protestando ante todo alienado reintegrado, ante todo derecho ampliado y reconocido, de hecho es más "fácil" cuando los que vivimos "este mundo" somos pocos y los demás no molestan, o son ocultados en ciudades ocultas o en cárceles. Cuando hay que manchar todo, poner en duda todo, embarrar todo a fin de que no aparezcan los que son reconocidos en su dignidad y sus derechos de tener pan y trabajo, porque si pueden "comprar y vender" aparecen. Es interesante que en el caso del endemoniado de Gerasa citado, Jesús es expulsado de la región por haber liberado a una persona. Mientras estaba alienado por los sepulcros no molestaba, pero ahora está "sentado, vestido y en su sano juicio", lo cual en cierta manera "transparenta" nuestra indiferencia frente a la persona, frente a su dolor. Y para peor, han perdido "posesiones", 2.000 puercos se han ahogado. Es preferible que Jesús se vaya y no vuelva, no importa si ha "restablecido en su dignidad a una persona".



Posesos y posesiones van de la mano, y nuestra sociedad entera muchas veces prefiere dar culto al dinero (si es dólar, mejor) y por eso un discípulo de Pablo dice que la codicia es idolatría (Col 3,5), sabiendo que eso supone víctimas y sacrificios (humanos, por cierto). El mundo posible, neoliberal y capitalista, nos vende un sueño, sueño para pocos, ¡muy pocos! O mejor, realidad de pocos y deseos de muchos. Un mundo de posesiones y poseídos, un mundo que para los que creemos que "otro mundo es posible", para los que creemos que Jesús viene a inaugurar el "reino de Dios" y que Dios reina cuando todos y todas son tenidos por hermanos y hermanas, un mundo que debe ser exorcizado porque los posesos hacen mucho mal, se lastiman y lastiman (peor cuando se exponen a la vista de todos). Las posesiones nos poseen, y por eso otro discípulo de Pablo afirmó claramente que "la raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Tim 6,10).



Pareciera que una Iglesia que debe anunciar el reino de Dios tiene como principal responsabilidad en nuestro tiempo mostrar ese "otro mundo posible", una "civilización de la pobreza" (Ellacuría) o "de la sobriedad compartida" (González Faus), una sociedad donde simplemente el amor nos impulse a los bordes de los caminos a buscar hermanas y hermanos caídos para sentarlos a la mesa de todos, festejando la mesa de la vida. Así habremos exorcizado las posesiones que nos poseen, poseeremos el espíritu de Dios que nos hace hermanos y Dios "será todo en todos".


foto tomada de http://contralaapostasia.com/2010/06/21/el-poder-del-dinero/
 

 

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