Programas
Eduardo de la Serna
Un programa es un “proyecto”, el plan que se
piensa desarrollar en un ámbito determinado.
Un profesor presenta al Instituto donde “dictará” clases, un programa
con lo que propone, dice o espera desarrollar en el año o semestre académico. Un
partido o coalición político presentará un programa de lo que espera o dice que
hará cuando sea poder (ejecutivo, o legislativo… el judicial no se puede).
En ese caso “electivo” el programa es ambiguo
ya que por un lado es una suerte de compromiso con el electorado (recuerdo la
Alianza “firmando” ese compromiso en cada acto público) pero también es
publicidad. Nadie destacaría en un programa una medida “antipopular” o piantavotos.
En este sentido, dos notas: obviamente es
siempre posible el cinismo, y si el programa dice “salariazo” y “revolución
productiva”, después se reconoce “si decía lo que íbamos a hacer no nos votaba
nadie”. Y por otra- y es mi punto de partida- el oficialismo se encuentra “atrapado”
por su praxis. Ciertamente no puede –por más atractivo o popular que sea-
afirmar que hará o propondrá leyes en sentido contrario de lo que viene haciendo.
Sí puede anunciar cambios de rumbo, correcciones, “sintonía fina”, pero nunca
lo opuesto salvo que el cinismo sea mayúsculo. En este sentido, el oficialismo
de turno no precisa presentar programa, su gestión lo es. Es la oposición la
que debe hacerlo. Y veamos:
· Relaciones exteriores. Las relaciones ¿serán unilaterales o plurilaterales?
Es decir, ¿todo depende de un solo actor o de varios? La frase ditellista “Relaciones carnales” revela
ciertamente una monogamia que no sólo nos convierte en patio trasero, sino
incluso en el bote de la basura del Imperio de turno. La sumisión a la Nación hegemónica, a sus
dictados, y a los dictados de sus emisarios, el FMI, el BM y demás “bancos”
pasa a ser, para unilateralistas una verdadera “política de estado”. Sólo así
estamos integrados al Mundo, porque “ellos” son “el mundo”. El resto es “África”
o “Bolivia”. La apertura a las relaciones de hermanos con otros países,
particularmente vecinos, sin duda refleja la “mirada otra”. También aquí hay
imágenes emblemáticas como las presiones por el ALCA, los golpes de Estado en
Honduras y Paraguay y la presión para la gestación del “Grupo del Pacífico”, o
la insistencia en los tratados de libre comercio (que tantos estragos hizo en
México, y ya se empiezan a notar en Colombia).
·
Se podrían señalar decenas de elementos más: la política educativa
(aunque desde la constitución del 94 haya quedado en manos de las provincias),
la política de salud (idem), ¿se construyen o no escuelas, universidades,
hospitales?; la política de jubilación: ¿se dan aumentos o se recorta el 13%?
¿se permite la jubilación a amas de casa, desocupados crónicos, personas sin
aportes suficientes o no? ¿la jubilación es solidaria en manos del Estado o
individualista en las AFJP?; política indígena, ¿se hace un censo de habitantes
y tierras o no? (¿Alguien recuerda los nombres de los encargados del INAI de
los gobiernos anteriores?, poco y lento, pero ¿qué se hizo antes?); política de
derechos humanos (no hace falta destacar el contraste entre las “normas
dictadas” por Escribano a Néstor Kirchner sobre esto, y la política de memoria,
verdad y justicia implementada); la política judicial (a la que la corporación
se opone, con apoyo inclusive sindical)… Se podrían destacar muchos otros
elementos, pero me detengo en uno último: la política frente a las
corporaciones de poder. ¿Dejamos que las corporaciones hagan lo que desean o -por el contrario- dictamos
políticas (aun a costa de “perder” muchas veces)? La frase pugliesista “les hablé con el corazón y me contestaron con el
bolsillo” es sintomática. Revela intereses. Las corporaciones no temen perder
(porque lo cuentan como “inversión”), sea unos dólares blue, unas toneladas de trigo, soportar que baje el precio
internacional de la soja, o algunas protestas sociales (o publicitar económicamente
las contrarias). ¿Cómo se reacciona frente a las corporaciones? Se cede o se
las confronta. Nunca faltan los que afirman que así se fomenta la crispación o
el conflicto –y a Pugliese me remito- como si diciendo “por favor” fuera a
aparecer el trigo, o los Medios hegemónicos fueran a ceder su posición
dominante y monopólica. Pero también me remito a los primeros días de Alfonsín
cuando quiso enfrentar a todas las corporaciones juntas (en menos de 100 días
había querido enfrentar a los Sindicatos, la Iglesia, el FMI, las Fuerzas
Armadas, el establishment económico)
y terminó más cascoteado que Cantero por los amigos del camionero. En política,
elegir el momento y el con quién también es astucia. Y sensatez.
Dicho esto (y soy consciente
cuánto queda por decir) me vuelvo a preguntar por los programas. Insisto en que
particularmente de la oposición se trata. Y aquí me encuentro confuso:
-
- Prat Gay votó contra la recuperación de YPF mientras que Vicky Donda
votó a favor. ¿Qué Estado propone esa coalición? ¿Cuál es su programa?;
- Cobos tuvo sus 3 segundos de fama al emitir su voto “no positivo” (¿ni
siquiera tuvo cojones para decir “negativo”?) a la ley que validaba la 125; ley
que había sido presentada por Lousteau. ¿Cuál es la política y el programa de
esta coalición? ¿Qué relación con las corporaciones propondrán?;
-
Cavallo fue el gran “omnipresente” en todas las etapas del
neoliberalismo vernáculo (dictadura, menemismo y Alianza), fue el “endeudador
serial”, la deuda externa creció desmesuradamente en su período (entre
paréntesis, ¿por qué el gran documentalista Jorge Lanata no aludió al menemismo
en su documental Deuda, financiado por el Incaa?), mientras que por su parte Rodríguez
Saa, “el efímero”, declaró en su paso por el poder ejecutivo que “no se va a
pagar la deuda externa”. ¿Cuál es el programa económico de esta nueva “Alianza”?
-
Y menciono simplemente al pasar otras “alianzas”: Binner – Capriles;
Venegas – SRA (anticipada por Buzzi); De Angeli – PRO; Moyano – De Narvaez; Carrió
– Solanas… ¿Cuál es su programa? ¿Cuál es la propuesta que presentan además de
ser “anti”? ¿Qué pretenden hacer, o afirman que van a hacer?
Y dejo para el final todavía dos
temas que no son menores.
( 1)
La traición o la deslealtad. Lousteau fue funcionario de este
gobierno, Moyano se definía públicamente como “parte”, lo de Cobos ya es
emblemático, De Angeli era cercano al Partido Comunista Revolucionario (“chinos”),
Binner al socialismo (ese que cobijó a Américo Ghioldi, claro), Venegas fue
sindicalista, Donda empezó en el oficialismo, y –el emblema de todos- Massa
siendo “jefe de gabinete de ministros” hablaba mal (¡muy mal!) de Néstor
Kirchner ante el embajador de los EEUU, como los cables de Wikileaks lo
demuestran, aunque quiera negarlo o disimularlo. Tiene derecho a mirar
enamorado a Miami y tratar que el centro de Tigre se le asemeje. El mismo
derecho que tienen varios curas en la opción por los pobres de su partido en
sentirse en la vereda de enfrente.
( 2)
Y finalmente, la antipolitica. También es un programa. Es dejar que “otros”
manejen, sean las corporaciones, las relaciones carnales, o la mano invisible
del Mercado. Basta con poner caras conocidas (para ser votados, obviamente); no
importa “el programa”. Su programa es el no programa, se trate de Del Sel,
Giannola, Baldassi, Mirta Tundis… Curiosamente, el mismo arco político. El del
no programa, o –quizás mejor- el de dejar que otros programen. Total, “la
Ferrari es mía”.
Dibujo tomado de http://jovencuba.com/2013/02/24/una-aproximacion-al-tema-de-la-oposicion-en-cuba/
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