¿Aumento de penas a pederastas?
Eduardo de la Serna
El Papa Francisco y sus actitudes siguen generando noticias. En realidad más bien reacciones. La visita a Lampedusa fue altamente valorada y positiva, pero aunque haya recibido elogios exagerados (“explosiva para los poderosos”) y críticas esperadas (“si una barcaza –con inmigrantes clandestinos- se hunde, yo me pongo contento. No me importa nada del Papa”, E. Bosso de la berlusconiana Lega Nord) todavía se espera que las denuncias y condenas sean más claras y precisas; en Lampedusa hay muertes, y esto porque hay responsables concretos (con nombres o con siglas).
Ahora el Papa acaba de firmar un “Motu Proprio” sobre temas penales
(decreto normativo). En la modificación de 3 leyes para el Estado Vaticano (y
sus ámbitos de influencias, como las nunciaturas, por ejemplo) se ha
profundizado la adecuación a las disposiciones internacionales en temas
concernientes a la tortura, el apartheid, el genocidio, y delitos de lesa
humanidad, y la abolición de la cadena perpetua. Casos recientes, como el juicio
al “mayordomo del Papa” por los escándalos del “Vati-Leaks” mostraron la falta
de actualidad de algunos puntos en la legislación interna, algo que en 2010
había comenzado a hacer Benito 16. Dentro de estos delitos se especifican
también aquellos que tienen que ver con “menores”, en los diferentes ámbitos: la
venta, la prostitución, el reclutamiento y la violencia sexual contra los
menores; la pornografía infantil, la posesión de pornografía infantil; actos
sexuales con menores.
Con suma justicia la sociedad se ha vuelto
sumamente sensible ante casos que afectan a menores, y debemos celebrarlo; el
tema es ahora mucho más público o visible, y quienes padecimos casos cerca
nuestro y no supimos qué hacer en su momento, hoy tenemos mucha mayor
información y publicidad; el “tema” está instalado. En este ambiente, aunque sea
casi monopolio del círculo familiar, la Iglesia quedó en el candelero
particularmente por “tapar”, o barrer bajo la alfombra. Ya Benito 16 cambió lo
decidido por su predecesor exigiendo que los victimarios sean sometidos a la
justicia civil, y sean expulsados del estado eclesiástico si hubiera condena
firme (aunque no es fácil saber qué hacer en casos en los que la misma familia
se niega a denunciar, o la justicia a fallar, particularmente si el acusado goza
de cercanía evidente con el poder). Lo destacado ahora por el Papa Francisco va
en la misma dirección pero –al menos por ahora- limitado a las “cuatro murallas
del Estado Vaticano” (sic).
Sin duda a nivel simbólico, el hecho es
interesante, pero a nivel legal no afecta a los curas y obispos del mundo. Sólo
tiene influencia dentro de la “Santa Sede”, pero no modifica la legislación, o
el Código de Derecho Canónico. Y si bien
es cierto –como se dijo- que en temas de pederastia se ha avanzado ya con Benito
16 (el caso de los legionarios de Cristo y su fundador, protegido de Juan Pablo
2º fue notablemente diferente con su sucesor, aunque los “Legionarios” –a los
que popularmente se los conoce como los “Millonarios de Cristo”- siguen siendo
todavía reconocidos oficialmente). Hay casos en nuestro país que siguen
esperando justicia, y si bien el obispado de Quilmes –por ejemplo- actuó
razonablemente con el “caso Rubén Pardo”, la libertad impune de la que goza el
condenado Julio C. Grassi sigue siendo un escándalo. No estaría mal que a sus
muchos gestos simbólicos, el Papa Francisco añada alguno en este
sentido.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argenitno el 12 de julio 2013 (http://tiempo.infonews.com/2013/07/12/editorial-105418-aumento-de-penas-a-pederastas.php)
foto tomada de http://www.elconfidencial.com
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