martes, 26 de febrero de 2013

Un relato, una parábola


Un relato, una parábola

 



Dicen que había un pesebre
con un burrito y un buey,
dicen que había algún mago,
al que después llamaron “rey”;

dicen que había pastores
que pastaban a su grey,
y hasta unos ángeles santos
que cantaban en Belén.

Dicen que había una Virgen,
y su esposo, san José,
y estaba viniendo un niño,
y que estaba por nacer.

Dicen que había un imperio
al que había que temer,
y un Herodes sanguinario
que mataba por placer.

Y con el los poderosos,
del altar y del poder,
temblaron ante ese niño,
que opacaba su saber,

que nacía entre los pobres,
y pasaría haciendo el bien,
alegría para todo el pueblo
habituado a padecer.

Es parábola este día,
Dios nos revela su hacer:
estar junto a los negados
de la historia y del papel,

nacer dentro de sus casas
llorar sus penas, también,
cantar sus cantos de dicha
comer su pan y su pastel.

Pero otra parábola vino
desde centros de poder:
un gordo todo abrigado
¡hasta tapado de piel!,

con barba blanca y con renos,
y que ríe sin placer,
que celebra cuando se compra
cuando al Norte le va bien.

Dos parábolas se encuentran,
dos dioses hay para ver:
uno pequeño y humilde
en el pesebre, en Belén,

que nace junto a los pobres
y los hace ricos en fe;
y otro importante, ¡grandioso!
con el culto del tener

que hace a los ricos más ricos
por comprar y por vender
dios del dólar y el mercado
dios imperio, dios rey...

Dicen que había un niñito,
y la Virgen junto con él,
subversivo el Dios de los pobres
revolución de Nazaret.

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