Un relato, una parábola
Dicen que había un pesebre
con un burrito y un buey,
dicen que había algún mago,
al que después llamaron “rey”;
dicen que había pastores
que pastaban a su grey,
y hasta unos ángeles santos
que cantaban en Belén.
Dicen que había una Virgen,
y su esposo, san José,
y estaba viniendo un niño,
y que estaba por nacer.
Dicen que había un imperio
al que había que temer,
y un Herodes sanguinario
que mataba por placer.
Y con el los poderosos,
del altar y del poder,
temblaron ante ese niño,
que opacaba su saber,
que nacía entre los pobres,
y pasaría haciendo el bien,
alegría para todo el pueblo
habituado a padecer.
Es parábola este día,
Dios nos revela su hacer:
estar junto a los negados
de la historia y del papel,
nacer dentro de sus casas
llorar sus penas, también,
cantar sus cantos de dicha
comer su pan y su pastel.
Pero otra parábola vino
desde centros de poder:
un gordo todo abrigado
¡hasta tapado de piel!,
con barba blanca y con renos,
y que ríe sin placer,
que celebra cuando se compra
cuando al Norte le va bien.
Dos parábolas se encuentran,
dos dioses hay para ver:
uno pequeño y humilde
en el pesebre, en Belén,
que nace junto a los pobres
y los hace ricos en fe;
y otro importante, ¡grandioso!
con el culto del tener
que hace a los ricos más ricos
por comprar y por vender
dios del dólar y el mercado
dios imperio, dios rey...
Dicen que había un niñito,
y la Virgen junto con él,
subversivo el Dios de los pobres
revolución de Nazaret.
No hay comentarios:
Publicar un comentario