martes, 29 de octubre de 2013

Comentario 31C



Hospedar a Jesús en casa provoca un cambio de corazón
DOMINGO TRIGESIMOPRIMERO - "C"
3 de noviembre


Eduardo de la Serna



Lectura del libro de la Sabiduría     11, 22-12,2

Resumen: Dios se manifiesta como “poderoso”, pero su poder se manifiesta en la “misericordia”. Precisamente por eso, ama a “todos” y de todos espera arrepentimiento cuando se han apartado de sus caminos.

El libro de la Sabiduría es sumamente crítico de Egipto ya que está escrito allí, y confronta la sabiduría judía con la greco-egipcia de Alejandría. En el final de la obra presenta una serie de antítesis entre la obra de Dios y el pasado egipcio (“jugando” entre el pasado de tiempos del éxodo y el presente de tiempos del autor). En ese contexto muestra el “poder” de Dios (11,17.21) manifestado en el “mundo” (vv.17.22), pero invita a los “hombres” (11,23; 12,8) que “pecan” (11,23; 12,2) a abandonar ese camino (11,23; 12,2) ya que tiene “compasión” (11,23; 12,8) [notar cómo se repiten las palabras clave conformando el marco del relato]. 

Dios no actuó contra los egipcios con violencia, antes bien, en su “poder” actuó con misericordia a fin de que cambien de actitud. La idolatría que los caracterizaba hubiera merecido un castigo mayor, pero Dios sólo envió animales insignificantes para hacerlo (ranas, tábanos, mosquitos). La creación goza de armonía, manifestación de su poder expresado en la misericordia. Y en el castigo a los egipcios (recordando las plagas del éxodo) Dios no quiso mostrar su poder, sino su compasión. El amor de Dios a “todos” es el motor de su obrar y de toda la creación.

Ante la grandeza de Dios, los seres humanos son comparados con algo insignificante como un grano de polvo en una balanza o una gota de rocío sobre la tierra. Sin embargo a “todos” los ama Dios (1,13-14; 2,23-24; 11,24) y se compadece de “todos”. De allí que a “todos” dé la ocasión del arrepentimiento (v.23). Precisamente por ese amor, es que no aniquila a los pecadores dándoles la oportunidad de convertirse. Dios ama la vida (cf. 1,16-2,24). El poder de Dios se caracteriza por su misericordia y esa misericordia lo lleva a la justicia para no castigar a quien no lo merece. Cuando Dios queda “liberado” de la imagen del “castigador”, reemplazada por la imagen de la “misericordia”, el autor puede pasar a la siguiente unidad.


Lectura de la segunda carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica     1, 11-2, 2

Resumen: Un discípulo de Pablo quiere alertar a la comunidad, que está preocupada por quienes afirman que la Segunda Venida de Jesús es inminente, que eso no es así, y que quienes lo hacen los están engañando con aparentes manifestaciones del espíritu e incluso aludiendo a cartas del mismo Pablo.


Un discípulo de Pablo quiere profundizar y corregir malos entendidos causados por la primera carta a los Tesalonicenses que se la ha leído de modo distorsionado. La Venida de Jesús es –en ambas cartas- el tema central de las mismas. Con una oración ruega por los destinatarios para que su vida sea coherente con aquello que esperan. Pero no basta con el deseo humano, necesitan contar con la intervención de Dios, por eso “Pablo” la pide; no hay manera de que por la fuerza meramente humana “Jesús sea glorificado” (1,12). 

La mala interpretación de que la venida de Jesús era inminente es lo que “Pablo” quiere desmontar. No es claro quienes, pero algunos en la comunidad han insistido en ello. Los que lo hacen remiten al espíritu, lo afirman e incluso aluden a una carta de Pablo (acá no es evidente si se trata de una mala interpretación de 1 Tesalonicenses, o a una carta falsa, aunque lo primero es bastante probable), pero lo cierto es que esa aparente inminencia de la venida causa temor e inquietud en la comunidad y el autor quiere calmar los ánimos.


+ Evangelio según san Lucas     19, 1-10


Resumen: Jesús se encuentra con un hombre importante y rico, y se hospeda en su casa. Esto provoca la murmuración de todos, pero Zaqueo ha “recibido” a Jesús y eso se manifiesta en la disponibilidad de sus bienes y su actitud hacia los pobres. Así, la salvación ha llegado a su casa.


Jesús está atravesando Jericó, su última escala antes de la tan ansiada llegada a Jerusalén de la que ha hablado toda la segunda parte del Evangelio. 

Como ya hemos señalado, los publicanos eran personas despreciadas para la mentalidad judía. Su oficio, “cobrador de peajes” permitía el robo y la estafa sin control alguno. Ciertamente, el jefe (arjitelônes) de los publicanos (telônes) era más despreciado aún. Zaqueo lo era. Lucas agrega que además era “rico”, lo que nos recuerda que recientemente un “importante” (arjôn) y también “rico” se niega a dar bienes a los pobres (18,18-23). 

La multitud (ojlós), que con frecuencia acompaña a Jesús en toda ocasión, especialmente en Lucas, le impide a Zaqueo poder ver a Jesús cosa que él deseaba (“buscaba” ver a Jesús). “Buscar” (zêtô) es frecuente en Lucas, habitualmente con sentido teológico (5,18; 11,10; 12,31; 13,24; 15,8; 17,33; 24,5). El texto acota que “era de baja estatura” sin que nos quede claro quién lo era, si Zaqueo o Jesús; lo cierto es que no podía verlo. La higuera silvestre le permite ponerse en alto y verlo pasar. De este modo Lucas presenta la situación que a partir de ahora va a desencadenarse:


  •        Jesús se invita a su casa
  •         La murmuración de los testigos
  •         Reacción o comentario de Zaqueo
  •         Comentario de Jesús


Zaqueo debe bajar “rápidamente” (v.5) del árbol (cosa que hace, v.6). El término es prácticamente exclusivo de Lucas en el NT (Lc x3, Hch x2, 2 Pe x1). Los pastores van “rápidamente” a ver al niño en el pesebre (2,16), Pablo quiere llegar “rápidamente” a Jerusalén (donde empezará su pasión) (Hch 20,16), Pablo comentando su pasado dice que Jesús se le aparece diciéndole que se marche “rápidamente” de Jerusalén ya que querrán matarlo (Hch 22,18). 

Jesús le afirma que “conviene” (deî) hospedarse en su casa. El verbo “deî” es muy frecuente en el NT haciendo referencia a la voluntad de Dios. Jesús afirma que “debía” estar en lo de su Padre (2,49), “debe evangelizar el reino” en otras ciudades (4,43), “el hijo del hombre debe” sufrir mucho y ser matado (9,22; también 17,25 y 24,7), los fariseos hacen algo olvidando que hay otras cosas más importantes que “deben” hacer sin olvidar aquello (11,42), el Espíritu Santo enseñará lo que “deben” decir (12,12), el jefe de la sinagoga afirma que en seis días se “debe” trabajar (13,14), y Jesús acota que “debía” desatar a la «hija de Abraham» a la que Satanás había atado (13,16), Jesús “debe” seguir adelante hacia Jerusalén para ser allí matado (13,33), el padre del hijo menor de la parábola afirma que “debía” celebrar la fiesta por haberlo recuperado (15,32), en la parábola enseña que se “debe” orar sin desfallecer (18,1), hay cosas que “deben” suceder antes de la venida de Jesús (21,9), el día de los ázimos se “debe” ofrecer el cordero pascual (22,7), se “debe” cumplir lo escrito sobre Jesús (22,37), el Cristo “debe” padecer para entrar en su gloria, según les dice el compañero de camino a los peregrinos de Emaús (24,26), todo lo escrito en el AT “debía” cumplirse con Jesús (24,44). [nota: estas son todas las veces que “deî” se encuentra en Lucas (que también es frecuente en Hechos), como puede verse, se refiere a lo que es voluntad de Dios]. En suma, Dios quiere que Jesús se hospede en casa de Zaqueo. 

Y esto debe ocurrir “hoy”, término que –lo hemos dicho- es muy importante en Lucas. Los ángeles informan a los pastores que “hoy” ha nacido un salvador (2,11), Jesús comienza su ministerio destacando que la escritura que han oído se “ha cumplido hoy” (4,21), cuando Jesús cura a un paralítico los presentes afirman que “hoy hemos visto cosas maravillosas” (5,26), antes de ser matado Jesús realiza curaciones y expulsa demonios “hoy y mañana” (13,32), y “hoy y mañana” sigue hacia Jerusalén (v.33), Pedro lo negará a Jesús “hoy” antes que el gallo cante (22,34.61) y “hoy” estará con Jesús en el paraíso el llamado “buen ladrón” (23,43). Este “hoy” es el tiempo establecido por Dios, es el día de la salvación. Como los misioneros enviados por Cristo en los capítulos anteriores, Jesús se hospeda en una casa (9,4; 10,7).

La “alegría” con la que Zaqueo recibe (hypodéjomai, el mismo verbo de la hospitalidad de Marta, 10,38 [única vez en los Evangelios]) a Jesús también es característica de Lucas. Es consecuencia de la presencia del Bautista (1,14.58) y fruto de la visita del ángel a María (1,28), la alegría que provoca el nacimiento de Jesús (2,10), es consecuencia de la última bienaventuranza, del rechazo de los hombres (6,23), de tener los nombres escritos en el cielo (10,20). La multitud se alegra al ver el milagro hecho a la «hija de Abraham» (13,17), el pastor se alegra al encontrar la oveja perdida (15,5.6.9) y el padre al encontrar al hijo (15,32), la “multitud” lo recibe con alegría cuando está llegando a Jerusalén (19,37), aunque en la pasión los que se alegran son los del sanedrín y Herodes (22,5; 23,8; es que Herodes –como Zaqueo- “buscaba ver” a Jesús, y lo ha logrado). Con justicia se lo ha llamado “el Evangelio de la alegría” (Pablo VI lo recordó en su exhortación apostólica sobre la alegría, Gaudete in Domino: “El evangelio de Lucas abunda de manera particular en esta semilla de alegría”. GD 23). Se trata de la alegría como gozo mesiánico. 

Ya hemos señalado que la “murmuración” (diagoggyzô) es el comentario negativo ante el enviado de Dios (Ex 15,24; 16,2.7.8; Núm 14,2.36; 16,11; Dt 1,27Jos 9,18; sólo Sir 31,24 no lo es) y sólo se encuentra en Lucas en el NT: 15,2 y aquí v.7. Su raíz, goggyzô suele tener el mismo sentido aunque hay más excepciones (Jue 1,14; Jdt 5,22; Sal 59,16…). Pero también tiene ese sentido en el NT (Lc 5,30; Jn 6,41.43.61; 7,32; 1 Cor 10,10 cf. Mt 20,11; y Lc 7,34.39). La rebeldía del pueblo de Dios contra el Señor y sus enviados queda manifiesta, en este caso en el rechazo a que Jesús haga aquello que “debe” hacer y que provoca “alegría” en el destinatario de su visita. 

Como hemos señalado en otras ocasiones, el escándalo está dado porque Jesús va a casa de “pecadores”. Esto implica que Jesús es “como ellos” (cf. 15,2; ver también Hch 10,28). El rechazo al pecador (y publicano) Zaqueo se extiende ahora a Jesús en la murmuración.

Frente a esta actitud de los testigos (“todos”, lo que implica “toda la multitud” y también los discípulos) Zaqueo interviene; y llama a Jesús “señor” (cf. 7,13.19; 10,1.39.41; 11,39; 12,42; 16,8; 17,5-6; 18,6; 22,61). La traducción de los dichos de Zaqueo no es sencilla por lo que fundamentalmente pueden hacerse dos interpretaciones, Veamos literalmente el texto:

“Mira, la mitad de mis bienes, Señor, a los pobres doy y si a alguno defraudé devuelvo el cuádruple” (v.8).

Como se ve, los verbos están en presente (doy, devuelvo) por lo que pareciera que estamos ante algo que Zaqueo hace (notar que el nombre Zaqueo significa “el que es inocente”). La lectura tradicional los presenta en futuro (daré, devolveré) entendiendo que esto es algo que Zaqueo realizará a partir de “hoy”. 

En el primero de los casos, la queja de Zaqueo es que es tratado como pecador por la gente, pero que en realidad él no lo es, sino que por el contrario es un hombre justo; dar bienes a los pobres para Lucas es característico de la justicia (6,30-31.38; 11,41; 12,33; 16,9; 18,22.29). El segundo de los hechos de Zaqueo puede entenderse como “si me doy cuenta que defraudé a alguien…” (cf. Ex 22,2-3; Lev 6,15-26; Núm 5,6-7); si el texto afirma que Zaqueo hace esto habitualmente, entonces el contraste con el hombre rico de 18,18-23 es más marcado aún; el rico se marchó “triste” (18,23), Zaqueo lo recibe “con alegría”. 

En la segunda de las opciones posibles, estamos ante un cambio de actitud (en cuyo caso, el contraste con el rico está dado en su actitud frente a las riquezas). La disposición ante las riquezas es manifestación evidente de la disposición del corazón. 

La casa de Zaqueo es ahora lugar de “salvación”, otro tema característico de Lucas: sôtería (salvación) sólo se encuentra en Lc (1,69.71.77 y aquí, y en una versión de Marcos 16,8) en los Evangelios; el verbo “salvar” es más frecuente (Mt x15; Mc x15; Lc x16;  Jn x6; y está frecuentemente ligado a los milagros, p.e. “tu fe te ha salvado”). Zaqueo también es «hijo de Abraham».

Jesús, ha venido a “salvar”, a llenar de alegría la casa por la oveja perdida encontrada, o la moneda recuperada (15,7.10) porque eso es “voluntad de Dios”. Esto es así, en caso de que se entiendan los verbos en sentido futuro; si se los comprende en sentido presente, probablemente lo que está señalando Jesús es que del mismo modo que la mujer (¡otra vez un varón y una mujer en paralelo en Lucas!) es reconocida por Jesús como «hija de Abraham» Zaqueo también lo es. Aunque todos lo desprecien, Zaqueo es un miembro del pueblo de Dios y para él también vino Jesús (cf. 1,55; 3,8; ver Hch 3,25). Pero se debe notar que Jesús le habla a Zaqueo afirmando que “este (= Zaqueo) también es…” con lo que ahora el discurso se dirige a los “todos” los que habían murmurado.

La conclusión sobre la venida del “hijo del hombre” a buscar y “salvar” lo perdido (y su paralelo con Lc 15,3-32; cf. 5,32) parece –de todos modos- invitar a leer el texto en el sentido tradicional, es decir que la llegada de Jesús a casa de Zaqueo provoca en él un cambio de actitud. De todos modos, el reconocimiento de Zaqueo como “hijo de Abraham” y la referencia a su casa (vv.5.7.9) muestra una vez más en Lucas a un Jesús que se aproxima a los rechazados de la sociedad. Zaqueo “buscaba” (v.3) ver a Jesús, pero Jesús lo ha visto (v.5) y ha venido para “buscar y salvar” a Zaqueo (v.10).


Foto tomada en el municipio autónomo zapatista San Pedro Polhó, Chiapas.

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