martes, 20 de enero de 2015

Comentario domingo 3B



Dios quiere reinar en nuestra historia si le damos cabida
DOMINGO TERCERO DURANTE EL AÑO - "B"
25 DE ENERO

Eduardo de la Serna



Lectura de la profecía de Jonás     3, 1-5. 10

Resumen: La “novela” de Jonás muestra cómo los más impensados pueden convertirse si se les predica la palabra de Dios, mientras otros rechazan la voluntad de Dios guiándose por la propia.


Sin dudas la conversión de toda la ciudad es el motivo de la elección del texto teniendo en cuenta el término en el Evangelio del día.

El libro de Jonás es una suerte de novela, o parábola donde prima la ironía. A diferencia de todos los profetas, que predicaron insistentemente a su pueblo y no lograron la conversión, Jonás se dirige a Nínive (¡nada menos que a Nínive, la ciudad más cruel y terrible de los tiempos bíblicos!) y basta que empiece a predicar – se necesitaban tres días para recorrerla pero bastó el primer día de predicación – y todos hicieron ayuno, penitencia (¡hasta los animales!) como signo de conversión. Jonás, en este caso, es “el malo” de la historia. No quiere la conversión, sino el castigo y se enojará con Dios porque Él decide “arrepentirse” del castigo prometido. 

En el contexto histórico, el libro pretende mostrar una imagen amable de los extranjeros frente a aquellos que los desprecian, o rechazan. La ironía radica precisamente en eso: mientras muchos repudian a los extranjeros tratándolos de “perros”, el libro de Jonás muestra a los extranjeros más despreciados convirtiéndose y mostrando nada menos que a un “profeta” como adversario de la voluntad de Dios.


Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     7, 29-31

Resumen: La tensión entre el tiempo presente y el tiempo nuevo inaugurado por la resurrección de Jesús invita a los destinatarios de la carta a vivir sin fugarse del mundo presente, pero relativizando las cosas teniendo en el mundo nuevo toda la atención.


En la primera carta a los corintios, Pablo responde a una serie de preguntas que los corintios le han formulado por escrito (ver 7,1). Usando siempre la misma fórmula (“con respecto a…”, 7,1.25; 8,1; 12,1; 16,1.12) responde los planteos formulados. En la unidad litúrgica, Pablo alude a temas matrimoniales: seguir en la pareja, casarse… El criterio con el que se va a guiar es que es razonable que cada uno siga “en el estado que tenía cuando fue llamado” (7,17.24). Pero esto, provocado por la inminencia de la venida de Jesús (vv.26.29.31), puesto que Jesús está “al caer” (ver 15,51) no tiene sentido otra cosa que dedicarse a pleno a las “cosas del Señor”, todas las energías deben estar puestas en el anuncio del Evangelio. Esta tensión afecta todo, lo económico, la alegría o tristeza y también el matrimonio. El esquema es claro y la referencia al “tiempo” marca el comienzo y el final de la unidad: 

  • hermanos, queda poco tiempo (v.29)
  • por tanto… los que… (x5: tienen mujer, lloran, alegres, compran, disfrutan) como si no
  • Porque la apariencia (sjêma) de este mundo pasa (v.31)

Sin embargo, el texto no ha de entenderse aislado ya que, caso contraría, estaría contradiciendo precisamente todo lo que acaba de decir en el texto. Los estoicos pretenden vivir “en su propio mundo” escapando indiferentes (ataraxia) de la realidad; los apocalípticos también se fugan del mundo pretendiendo entrar en el mundo divino; Pablo los invita a tener en cuenta la realidad, pero teniendo una mirada superadora. Es vivir en este mundo en tensión a un mundo nuevo. 

El uso de “este mundo” es característico de la literatura apocalíptica, el sentido es negativo. El mundo actual está habitado por la muerte y el mal en contraste con el mundo nuevo, eterno y de vida. Los corintios, notablemente superficiales, parecen convocados por Pablo a hacerse cargo de la realidad aunque deba ser relativizada (“como si no…”). Ni el matrimonio ni el no matrimonio son un absoluto, Cristo lo es. Las demás cosas se poseen o no y no hay frustración por lo contrario.

Es interesante señalar unos ejemplos (y diferencias):

Por tanto, si se le acerca uno que no quiere ni morir ni vivir a todo trance, sino como le venga dado. ¿Qué le impide acercarse sin temor? Nada. Por consiguiente, si uno está en la misma disposición de ánimo para con la hacienda y para con los hijos y la mujer que aquel para con el cuerpo y, sencillamente, si por alguna locura y sinrazón estuviera en ese estado, de tal manera que en nada apreciara el tener eso o no tenerlo” (Epicteto, Disertaciones 4, 7, 5 [filósofo estoico]; hay también textos semejantes de Diógenes el cínico)

Pero el contexto, sin duda no es la tensión apocalíptica que es la que da la fuerza al texto paulino. El contexto, en cambio, no es muy distinto a otros textos apocalípticos:

Pueblo mío, escucha mi voz, prepárense para luchar  contra el mal; sean como extranjeros en la tierra: el que vende, como si huyera; el que compra, como si perdiera; el que comercia, como si no tuviera ganancia; el que construye, como si no fuera a habitar; el que siembra, como si no cosechara; el que planta una vid, como si no vendimiara; los que se casan, como si no tuvieran hijos; los que no se casan, como si fueran viudos; porque los que trabajan, sin provecho trabajan, ya que los extranjeros comerán sus frutos y rapiñarán sus riquezas y destruirán sus casas y llevarán cautivos a sus hijos, pues en cautiverio y hambre engendrarán hijos y los que negocian lo hacen para la rapiña.  (4 Esd 16,41-44)

En este caso encontramos el “como si (no)”. Sin embargo, en este caso poseer es perfectamente inútil: “los extranjeros comerán los frutos… heredarán… destruirán…” En Pablo el acento no es la destrucción total sino el nuevo mundo del creyente comenzado con la resurrección de Cristo y que instaurará en la historia.

Hay otros textos que nos permiten vislumbrar más de cerca el horizonte paulino:

El presente es nada, pero el futuro es grande. Porque todo lo que es corruptible pasará y todo lo que es mortal se irá, y el tiempo presente, contaminado por el mal, será olvidado. Cosa vana es la prosperidad del presente; es el futuro el que es preciso desear. Porque hay un tiempo que no pasa, y habrá una era que permanecerá por la eternidad, a la par del nuevo siglo, que no se corromperá por los que le pertenecen” (Baruc 44,8-10)

El “como sí” de Pablo tiene toda su fuerza en ambas “puntas”, en el hecho que se vive y ha de vivir, y la relativización que le viene dada por la tensión con el tiempo que se aproxima.


+ Evangelio según san Marcos     1, 14-20

Resumen: Después de los textos introductorios el Evangelio comienza a mostrar a Jesús. Y lo presenta en su primera predicación esencial y el llamado a dos pares de hermanos para que lo sigan a reunir (= pescar) a la gente para predicar el Reino.


Después de tres escenas introductorias, el Evangelio de Marcos comienza su “tema”. Ya se ha presentado a Juan, el Bautista, Jesús ha sido bautizado y tentado en el desierto. Ahora comienza, de un modo sumario primero la predicación de Jesús. Nos encontramos ahora con dos partes bien marcadas (que se repetirán esquemáticamente otras veces en toda esta primera parte del Evangelio (1,14-8,30): se presenta el ministerio de Jesús (vv.14-15) y se hace referencia al grupo de discípulos (vv.16-20).

1.- El arresto de Juan motiva el movimiento de Jesús hacia Galilea. Es posible, pero no viene al caso, que Jesús formara parte de los discípulos de Juan y ante el arresto de su maestro decidiera volver a su tierra. De todos modos, lo que importa en el texto es que en Galilea Jesús “proclamaba” (kêryssôn) el “Evangelio de Dios” (v.14). El v.15 destaca cuál es el contenido de esta proclamación, lo que constituye las primeras palabras de Jesús en todo el Evangelio. Los términos son demasiados importantes, todos, como para pasarlos rápidamente, aunque no sea el caso extendernos aquí; veamos: «El tiempo [kairòs] se ha cumplido [peplêrôtai] y el Reino de Dios [basileía tou theou] está cerca [êggiken]; conviértanse [metanoeite] y crean [pistéuete] en la Buena Nueva [euaggeliô]» 

El griego tiene especialmente dos términos para decir “tiempo”. Uno, jronos, se refiere al tiempo que transcurre, que es medible (“cronómetro”), el otro es el tiempo señalado, esperado, anunciado, el kairòs. Se refiere, en este caso al tiempo que Dios ha establecido para intervenir (reinar) en medio de los suyos.

Lo que se dice es que este tiempo establecido se ha “completado”, “llenado”, ha alcanzado su “plenitud”. 

Precisamente por eso, algo se ha “acercado”. El término puede ser temporal, como en este caso, o espacial. Judas “se acerca” (14,42), la pasión es inminente. En este caso lo que “está cerca” es el Reino de Dios.

Para recibir este reino es preciso la “conversión”. El término necesita ser aclarado ya que es bastante diferente a la comprensión habitual en nuestro tiempo. La “metá-noia” está conformada por dos términos: la “noia” (“paranoia”) es la mente, la actitud mental. La “metá” es lo que viene después. Se trata, entonces de cambiar la mentalidad, asumir una nueva actitud, emprender una nueva dirección.

Creer no se trata de algo meramente “racional”, sino de hacer propio algo (viene unido a la nueva mentalidad), afirmarse en, hacerse fuerte- Creer es poner las raíces, es edificar la vida sobre algo. En este caso, en la “buena noticia”, el “evangelio”.

El “evangelio” es un término sumamente conflictivo. Para el imperio romano (y es bueno recordar que Marcos está escrito en este contexto, y –además – muy probablemente a una comunidad en Roma) la “buena noticia”, el “evangelio” es el nacimiento (o la ascensión al trono) del nuevo Emperador, o también los triunfos militares del ejército romano. Es este caso, el texto hace una clara referencia contra-cultural: el reino, el evangelio, el hijo de Dios han de “creerse” en otro lado muy diferente al que Roma “proclama”. Ya en 1,1 Marcos nos destacó que la Buena Noticia es reconocer a Jesús como “Mesías e Hijo de Dios”. De eso se trata lo que ha de ser creído por los destinatarios. 

Pero la clave de todo radica en el “Reino de Dios”. El término es sumamente importante. Es casi el monotema de Jesús. El término “reino” ciertamente tiene su origen en el mundo político. Con frecuencia se prefiere “reinado” para destacar que lo que se resalta es la acción de reinar. En algunas situaciones, en determinados momentos “Dios está reinando”. Eso es lo que se aproxima. Un rey reina en el tiempo y espacio en el que se realiza su voluntad (en ese sentido “venga tu reino” y “hágase tu voluntad” son sinónimos). Pero este “reinado” es inseparable de cómo es el que reina. Puede tratarse de un déspota, un tirano, un genocida… o un padre. En ese sentido, no podemos olvidar que el Dios que Jesús afirma que empieza a reinar es “padre” (= abbá). Dios reina allí donde se realiza su voluntad de ser padre, lo que es inseparable de la fraternidad y sororidad que Jesús quiere destacar. La actitud de Jesús se acercar a todos y todas a Israel, de comer con pecadores, de bendecir niños, de valorar a las mujeres y centrarse en los pobres muestra que Dios reina allí donde los despreciados, los últimos son puestos en el centro. Un reino que – es cierto – todavía no ha llegado en plenitud, pero que en muchos momentos, gestos o actitudes está presente en nuestra historia. 

2.- El llamado de dos pares de hermanos es el comienzo del grupo que acompañará a Jesús en la predicación del evangelio. 

El esquema es el frecuente en los relatos de vocación; en este caso tenemos un doble llamado de un par de hermanos.

+  Relatos de vocación (cf. 1 Re 19,19-21; Mc 1,16-18.19-20; 2,14)


Mc 1,16-18
1 Re 19,19-21
Quien llama, pasa


v.16


v.19
Quien llama, ve
Nombre del futuro llamado
Relaciones de parentesco
Actividad habitual del futuro llamado
Dicho (imperativo) o gesto
v.17
v.19
Objeción y respuesta
---
v.20
Despojamiento
v.18
v.21
Ejecución (seguimiento)
v.18
v.21

Hay términos que se repiten en el doble llamado resaltando el esquema:

Bordeando el mar de Galilea,
Caminando un poco más adelante
vio a Simón
vio a Santiago, el de Zebedeo
y Andrés, el hermano de Simón
y a su hermano Juan
largando las redes en el mar, pues eran pescadores.
estaban también en la barca arreglando las redes;
Jesús les dijo: «Vengan conmigo, y los haré llegar a ser pescadores de hombres».
y al instante (kaì euthys) los llamó
Al instante (kaì euthys), dejando las redes, le siguieron.
Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él

Hay varios elementos que son llamativos y al menos brevemente, merecen nuestra atención.

El primero en ser “visto” y llamado es “Simón”; sin duda la primacía de Pedro en la comunidad de Jesús invita a destacarlo, en este caso, como el primer llamado (la semana pasada, en Juan, vimos otro orden).

Los cuatro llamados son (especialmente tres, excluyendo a Andrés) los que ocuparán un lugar primordial en el Evangelio y acompañarán a Jesús en la resurrección de la hija de Jairo (5,37), la transfiguración (9,2), el anuncio de la destrucción del Templo (13,3), la oración en Getsemaní (14,33)…; pero son ellos, a su vez, los que malinterpretan el mensaje de Jesús (Pedro, 8,32-33; los hijos de Zebedeo, 10,35).

El acento parece puesto en la fuerza convocante de la palabra de Jesús, la misma que acaba de anunciar y proclamar la llegada del reino de Dios; sin motivo aparente (en el Evangelio Jesús todavía no hizo milagros, no hubo predicación importante.. sólo un breve sumario), basta con ser llamados e “inmediatamente” los pescadores dejan su oficio para dedicarse a “pescar hombres” (= varones y mujeres). Es decir, reunirlos para la predicación del reino.

La invitación al seguimiento parece incluir “dejar todo” aunque poco después el texto nos traslada a casa de Simón y Andrés (1,29)…


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