jueves, 12 de septiembre de 2013

Sobre lo dicho por Clelia Luro



Reflexiones a partir de la carta abierta de Clelia Luro a Gustavo Gutiérrez


Eduardo de la Serna


El diario Tiempo Argentino de hoy (12 de septiembre de 2013) publica una “carta abierta de Clelia Luro de (sic) Podestá a Gustavo Gutiérrez” (http://tiempo.infonews.com/2013/09/12/editorial-109225-carta-abierta-a-gustavo-gutierrez.php). Y se me ocurren algunas cosas:

Para empezar, pocas cosas más justas y sanas que defender a quien uno ama (o ha amado), y con ese presupuesto me parece escrita la carta. Pero ese hecho, ocurrido en los primeros años de los 70 no parece ameritar una “carta abierta” a más de 40 años de ocurrido el hecho. Conocí a Jerónimo en algunos encuentros, pero ya no como obispo en ejercicio, puesto que había sido echado del ministerio antes que yo me ordenara cura; pero de parte de todos los curas amigos que lo han conocido no he escuchado sino elogios y alabanzas. Sin embargo, es sabido que en las reuniones nacionales del MSTM se había pedido expresamente que no participaran los curas casados, cosa dicha por escrito a las regionales por el entonces secretario del MSTM Miguel Ramondetti; me imagino que Gustavo, invitado por el MSTM habrá sido coherente con los criterios de quienes lo habían invitado. No sé cómo se comportó Gustavo con Leonardo Boff, pero yo estuve en un encuentro de teología en Brasil en el 2000 y allí estaba Leonardo con Marcia y también estaba Gustavo. La afirmación de que Leonardo Boff es el mejor teólogo de la Iglesia me parece altamente discutible. Somos muchos –por ejemplo- los que pensamos que Gustavo es enormemente más serio, profundo y teólogo que Leonardo, sin dejar de reconocerle a este sus aportes.

No estoy en condiciones de afirmar todavía que Francisco esté cambiando la Iglesia. Lo deseo profundamente, pero todavía (y él mismo lo ha dicho) es demasiado pronto siquiera para insinuarlo.  Si –como se ha comentado- se repensará el celibato obligatorio, eso no sería un cambio sustancial, por cierto (aunque muchos lo deseemos y celebraríamos). Y si mañana se aboliera el celibato obligatorio, será a partir de mañana que aquellos que –como Jerónimo- eligieron formar pareja estarán dentro de la “disciplina eclesiástica”. No digo “dentro de la Iglesia”, por supuesto. De ninguna manera lo insinúo, digo simplemente que dentro de las normativas que la Iglesia se da a sí misma, muchísimas de las cuales deberían cambiar (el celibato una de ellas, aunque no creo que sea la fundamental), hoy por hoy “son las que están”.

La presencia de Jerónimo en la reunión del MSTM fue la gota que rebasó el vaso para la fractura del Movimiento. Todos los que seguimos en ese espíritu sabemos los dolores que esa fractura trajo, y las distancias y conflictos. Esto de ninguna manera ensombrece la figura de Jerónimo, y  nadie dice que él fuera el responsable de la misma, que ya se venía gestando, pero el necesario debate sobre el celibato que la Iglesia se debe no se soluciona con viejas facturas a la luz de los aparentes nuevos tiempos, sino aportando lo más posible para que la Iglesia sepa ser signo creíble de Dios en medio de este mundo, un espacio de “libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando”.

foto tomada de blog.revistacronopio.com

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