miércoles, 18 de septiembre de 2013

Piedra de molino



La amenaza de la piedra de molino en los evangelios

 Eduardo de la Serna


            El texto de la piedra de molino (lit. “piedra de asno”) se encuentra en los tres evangelios llamados Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Se señala una relación entre la piedra y el escándalo a los pequeños. Para analizar los textos, se empieza por el Evangelio de Marcos (que influye en los otros dos), para lo que se lo ubica en su contexto. Luego se analiza la unidad entera para finalmente detenerse en el versículo en cuestión. Finalmente se analiza el mismo dicho en los restantes evangelios dado que presentan pequeñas diferencias. Se concluye con una breve síntesis.

            En el Evangelio de Marcos, después del segundo anuncio de la pasión, que culmina -como el anterior con la frase “si alguno quiere” (8,34; 9,35; ver 10,36.43), Jesús ejemplifica el dicho poniendo un niño (paidíon) destacando que debería ser “recibido” (9,37). Los niños (paidíon) vuelven a estar en el centro en la unidad 10,13-17, aunque en este caso, para que Jesús los toque. En el centro de estas dos unidades se ubican una serie de perícopas sin relación evidente.

            Mientras las primeras parecen marcadas por la frase “el que...” (vv.37.41.42) en v.42 la frase comienza con “y el que...”, comenzando los siguientes párrafos con “y” (vv.42.43.45.47) repitiéndose en 10,1 con un cambio de escena “y... va a la región de Judea...” La unidad vv. 37-41 está marcada por la referencia al “nombre”, mientras que vv.42-49 lo está por “escandalizar”.

Los cuatro “y” muestran en los tres últimos un esquema paralelo con un miembro del cuerpo (mano, pie, ojo) que sea “ocasión de pecado” (skandalizê), “más vale” (lit. “es mejor”) “que la gehenna”. En los tres casos, se refiere a miembros que los hay por pares señalando que es mejor estar con uno en “la vida” - “el reino de Dios” (con lo que en el paralelismo es evidente que une reino de Dios y vida) que con los dos en la gehenna. El primero, también comienza con el verso “escandalizar” (skandalizê). La unidad culmina con un logion referido a la sal (v.50), preparado por la relación entre ésta y el fuego del v.49. Dado el uso tanto del fuego como de la sal en los sacrificios (Núm 31,22; Lev 2,13) puede referir a la purificación del discípulo, lo que sería coherente con el resto de la unidad. La referencia final a tener paz sirve de conclusión a la referencia con que había comenzado la unidad: “¿de qué discutían por el camino?” (9,33).

Paréntesis sobre la gehenna:


            La gehenna es originalmente una referencia al valle de Hinnûm, donde originalmente se realizaban sacrificios humanos (ver Jer 7,31; 19,4-5; 32,35) y continuamente se quemaba basura, de allí que se utiliza metafóricamente en sentido de castigo (ver Jer 7,29-34), particularmente escatológico, especialmente en los escritos apócrifos (por ejemplo 1 Enoc 56,1-4): 

Vi allí a las huestes de los ángeles castigadores, caminando y tomando azotes de hierro y bronce. Y pregunté así al ángel de paz, que iba conmigo: -¿Contra quién van éstos recogiendo instrumentos de castigo? Me dijo: -Cada uno para sus elegidos y predilectos, para que sean arrojados al abismo profundo del valle. Y cuando se llene ese valle de elegidos y preferidos suyos, se agotarán los días de su vida, y los de su ruina serán desde entonces incontables”. 

Los textos de Jeremías son unidos a textos de Isaías (como 66,24; precisamente el texto citado en Mc 9,44). Por esto la Gehenna es usada metafóricamente en los Oráculos Sibilinos como referencia al juicio por fuego: “Eran pesados y de gran talla; sin embargo, fueron a parar a la terrible morada del Tártaro, prisioneros de ataduras irrompibles, para pagar su pena en la gehenna de violento y devastador fuego incansable” (I,100-103); o por el 4º libro de Esdras:  El lago de los tormentos aparecerá y opuesto a él estará el lugar del sosiego; será manifestado el horno de la gehenna y en contraposición a él, estará el paraíso del regocijo” (4 Esd 7,36). Como se ve, la metáfora hizo desaparecer la referencia al lugar físico, quedando como imagen de castigo escatológico.

            Los dichos de Jesús se ubican en el género literario “exhortación” que frecuentemente incluyen una conclusión en forma de amenaza. Sin embargo, la primera de las imágenes, precisamente por no ser semejante en el paralelismo a las siguientes tres (los miembros del cuerpo), debe analizarse separadamente de las otras. Precisamente, Mt 18,7 le añade una conclusión en forma de “ay” antes de continuar con los ejemplos de menor a mayor de los miembros causantes de escándalo (“ay” tomado de la fuente de dichos [la fuente literaria que Mateo comparte con Lucas] ver Lc 17,1). La unidad, por otra parte, aparece en contraste con la anterior: mientras en la primera se señala la recompensa a los que reciben a los niños (“recibe al que me ha enviado”, 9,37), en esta se anuncia lo que les espera a los que hagan tropezar a los pequeños, a los que impidan que lleguen a la vida/salvación.

            En los cuatro casos del escándalo, Jesús señala que “es mejor” (kalón estin) utilizando el  estilo que se ha llamado “de menor a mayor”, lo que es evidente en el caso de las tres últimas.

            Evidentemente, en la imagen escatológica, lo que se ponen en la mira son los dos extremos ciertamente escatológicos: entrar en la vida/ reino de Dios y ser arrojado en la gehenna; en este sentido podríamos parafrasear que es preferible estar limitados en la vida que plenos en la muerte.

            Sin embargo, el primer dicho no mira a sí mismo, sino el bien de los pequeños (mikrôn). ¿Quiénes son estos pequeños? en un primer momento podría pensarse en los niños, a los que aludió en 9,36-37 y volverá en 10,13-16, pero como hemos dicho el término es otro (paidíon), y además en este caso se añade “pequeños que creen” (Mateo añade todavía “que creen en mí”). Parece referirse entonces a algunos que no son valorados dentro de la comunidad del evangelista, a los que se da mal ejemplo; parece referirse a los estratos socialmente más elevados frente a los “pequeños creyentes”, y se pone la imagen de un castigo terrible señalando que esta imagen sería preferible a lo que le aguardaría escatológicamente a los que escandalizan. Ciertamente la imagen pretende sacudir la conciencia para provocar un cambio de actitud. El texto se refiere, evidentemente a cosas que ocurren al interno de la comunidad cristiana, no al externo de la misma.

            Uno de los mejores comentarios al Evangelio de Marcos dice: “El primer dicho (v.42), con una frase relativa hipotética con la apódosis en presente (y la consiguiente irrealidad) expresa con imágenes drásticas las consecuencias que golpean a quien induce a abandonar la fe” (R. Pesch, Il Vangelo di Marco II, Brescia 1982, 179).

            La referencia al escándalo refiere al hecho actual con connotaciones escatológicas que provoca “confundir en la fe”, “caer en la trampa”, y por lo tanto se ven privados de la vida.

            La frase podríamos expresarla como lo hace el gran biblista R. Schnackenburg: 

mejor es la muerte y el exterminio que robar la fe a otro. La forma de expresión recuerda las palabras de Jesús acerca del hombre que iba a traicionarle: ‘más le valiera a tal hombre no haber nacido’ (Mc 14,21). No se trata de sentencias condenatorias inapelables, pero son palabras que pintan a la perfección la terrible realidad de un hecho” (El Evangelio según san Marcos II, Barcelona 1973, 73). 

No se debe olvidar que “el mar” es -bíblicamente- el lugar-morada de los demonios, lo que reafirma el sentido escatológico del dicho.

            El Evangelio de Mateo, mientras repite dos veces la sentencia (en este caso doble: mano y ojo; 5,29-30; 18,6-10 omitiendo en ambos casos el pie), y el logion de la piedra de asno sólo se encuentra una vez, paralela al texto de Marcos. Las diferencias, en este caso son menores (se añade, a menores “que creen en mí”; aunque varios manuscritos también lo integran al texto de Marcos), y especialmente diferencias de estilo literario. Lo interesante es que al que escandaliza, ya no “es mejor” sino que “le conviene” (symférei autô-i). El término symférei sólo lo encontramos en Mateo entre los evangelios sinópticos, cuatro veces (tres en este contexto: 5,29.30; 18,6; la cuarta para señalar -en boca de los discípulos- que si no hay posibilidad de divorcio -como Jesús propone- “es preferible” no casarse, 19,10).

            La unidad de Mateo se integra por la referencia a los “pequeños” (mikrôn), los pequeños en peligro de confundirse en la fe (ver S. Légasse. Exegetical Dictionary of the NT [EDNT] 2, 427). Mateo profundiza la imagen de la gravedad de la situación cambiando los verbos: ahora es “colgar”, “hundir”. Pero con la modificación de “es mejor” por “es preferible”, suaviza la imagen. Si podía parecer un castigo, ahora es un destino preferible. Es frecuente en el judaísmo contemporáneo esa imagen: “es más grave hacer pecar a un hombre que matarlo, porque el que lo mata no lo hace abandonar dos mundos, mientras que quien lo hace pecar lo expulsa de este mundo y del mundo futuro” (Sifré sobre Dt 23,8). Por el contexto del evangelio, parece que se refiere al conflicto con la sinagoga: es el judaísmo de su tiempo el que escandaliza a los “pequeños que creen en mí” (es decir, a los cristianos), como lo señala J. Gnilka, la fe es cristológica (Das Matthäusevangelium 2, Freiburg-Basel-Wien 1988, 126). Es bueno notar que la referencia a que los pequeños “creen” (Mc-Mt) y además “en mí” (Mt-¿Mc?) no se encuentra en Q, la fuente de dichos (ver Lc 17,2; tampoco se encuentra en la cita de Clemente [1Clem 46,8], aunque esta parece ser el modo en que la comunidad romana de fin de s.I interpretó el texto, añadiendo la referencia al cisma, que es el tema en cuestión en esta carta: no son los pequeños, sino “los elegidos” = tôn eklektôn). Ciertamente la idea es que el peor de los pecados merece el peor de los castigos; citando a los padres griegos podemos decir: “Nuestra vida y nuestra muerte es con nuestros próximos; si ganamos a nuestro hermano, habremos ganado a Dios; pero si escandalizamos a nuestro hermano, habremos pecado contra Cristo” (Antonio, PG 65; citado en W. D. Davies - D.C. Allison jr, Matthew II, Edimburgh 1998, 763; lo que es coherente con 1 Cor 8,12). Esto es particularmente válido si el “escándalo” es un “no a Jesús”, que en este caso pronunciarían “los pequeños que creen en mí”; ese destino cruel del que no hay salida (la piedra en el cuello que sumerge en el mar) “¡es todavía mejor que lo que le espera al ‘tramposo’ el último día!” [U. Luz, El Evangelio según san Mateo. Mt 18-25 (vol.III) Salamanca 2003, 39-40].

            El Evangelio de Lucas -como otras veces- no sigue en esto a Mc sino a la fuente de dichos Q. Faltan las referencias a los miembros que es preferible eliminar antes que pecar, que encontrábamos en Mc y duplicada en Mt. La amenaza, en este caso, se contrapone a la bienaventuranza de aquel para quien Jesús no es motivo de escándalo (7,23). Lucas, en este caso utiliza “es preferible” (lysiteleô) que es lo que aprovecha, aquello en lo que se saca ganancia (en Tob 3,6 se señala que, dadas las injurias que Tobit recibe, “es preferible morir que vivir”). La unidad de Lucas está presentada por referencias al discipulado, y las “connotaciones escatológicas no son difíciles de percibir” (J. Fitzmyer, The Gospel According to Luke X-XXIV, Garden City - New York 1985, 1137), porque “es preferible hacer desaparecer tal peligro (...) Lucas insiste en la vigilancia personal” (F. Bovon, L’évangile selon saint Luc 15,1-19,27, Genève 2001, 124).

            Es interesante que frente al texto original de Marcos (“es mejor”), los restantes evangelistas presentan modificaciones: “le conviene” (Mt) y “es preferible” (Lc). En todos los casos se presenta metafóricamente como imagen para señalar la gravedad de desentenderse de los pequeños, y que, en este caso, escatológicamente les espera algo terrible a los responsables; algo tan terrible que “es mejor”, “preferible” o “conveniente” evitar. La preocupación por los pequeños es el tema central de la unidad. Pero en ningún momento se presenta “la piedra” como un castigo sino, en todos los caso como una metáfora que indica -una vez más- la predilección por los pobres y los débiles de Jesús de Nazaret.


El presente artículo fue publicado como “La amenaza de la piedra de molino en los evangelios”, en Vida Pastoral 45 (254/ 2005) 37-40. Su origen radica en la amenaza de un obispo castrense (más castrense que obispo) a remedar los "vuelos de la muerte" a un ministro de salud por repartir preservativos.

foto tomada de http://delostales.blogspot.com.ar/2013/06/una-piedra-de-molino.html
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario