¡Denuncio!

¡Denuncio!

Eduardo de la Serna

Los seres humanos tenemos una enorme curiosidad por lo conspirativo. Es facilísimo caer en eso; si hasta el Código Da Vinci lo dice en el texto y luego se aprovecha editorialmente de ello.  Hablar o denunciar algo ante casi cualquier cosa es fácil, ¡y provechoso! En todo caso basta con elegir bien las palabras, o usar bien los verbos y la rueda entra a girar. Basta con decir “habría”, o “una fuente”, o hasta “una voz cercana a…” para que la duda quede instalada. Y la duda es como una caries, corroe y avanza. 

Hace ya muchos años pudimos ver una lista de “abogados denuncistas”. Tipos que denuncian todo y porque sí. En la Iglesia también los padecimos, y cientos de teólogos debieron sentarse en sillas inquisitoriales porque fueron denunciados por vaya uno a saber quién (porque nunca se decía), aunque “todas las miradas se dirigían” hacia un arzobispo que decía tener “Claves”. Si hasta “dicen” que denunció –en su momento- al mismísimo arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio (convengamos que de ser así, tuvo muy mala puntería).

Que una denuncia sea “creíble” no significa que sea real. Como tampoco lo significa el que sea “creída”. El famoso dicho italiano “si non è vero, è ben trovatto” lo deja a la luz (“si no es verdadero, está bien encontrado”). Y “encontrar” algo creíble –pero en el sentido de que “será creído”, no de que sea probable- da raiting. ¡Mucho raiting! Y uno siembra raiting y cosecha votos.

Si después no pasa nada, no importa demasiado. Para mañana preparamos otra denuncia y sigue el show.

Recuerdo hace muchos años en una entrevista al autor de un libro sobre los millonarios argentinos que fue entrevistado y careado con uno de los supuestos “dueños”. Este le mostraba con datos –o supuestos datos- la falsedad y el otro solo balbuceaba en la cornisa de su nada. Pero el libro se vendió. Tanto que hasta publicó otros (digo “publicó” porque dudo seriamente si hubiera de poner “escribió”). Y lo mismo se podría decir de cientos y cientos de informes, investigaciones, libros, artículos o denuncias.

Se hizo famoso el excelente artículo sobre la “extinción del ornitorrinco en Argentina”. Y lo merecía. Hoy –en el diario que miente a diario- ya hay una nota sobre las posibilidades de fraude en las próximas elecciones (¿qué pasó?, ¿se les estancó el caballo del comisario, Massa?). Y –por supuesto, además- cuando alguien ayuda a pensar con libertad o lucidez, se lo denuncia a su vez –en este caso ante la justicia- ¡Cuánto les molesta Victor Hugo!

Pero yo quiero también hacer una denuncia (a ver si así paso a la historia): hace un tiempo, hablando con un religioso extranjero de un país de esos donde hay procesos populares (a los que –como es frecuente, los religiosos rechazan) criticaba al gobierno de su país hablando de la corrupción y el enriquecimiento de Fulano y Mengano. Lo que yo le pregunté era si no estábamos hablando de política; porque son dos cosas distintas, me parece. Una es el terreno de la ética. Si hay corruptos deben ser investigados, e ir presos si corresponde. Pero eso es otro terreno, no el de la política. Política es salud, educación, trabajo, relaciones internacionales,  justicia social… Si Fulano es corrupto, ojalá vaya preso. Claro, para eso hay que denunciarlo, y no con “habrías”, “dicen” o “quizás”. Y si un corrupto va preso, el país estará un poquito mejor. Pero eso no es política. Me parece. Que alguien no sea corrupto no quiere decir que sea buen político, ¿no es obvio? Esa fue la imagen que De la Rúa nos vendió, lo recuerdo. Si hasta firmaban un compromiso público (ellos no ante escribano, pero sí en público). Supongamos que fue honesto (aunque Pontacuarto dice otra cosa) ¿qué pasó con sus políticas? Ese es el tema fundamental, si de política hablamos.

Eso es lo que quiero denunciar: que me toman por tonto. Denunciadores seriales, periodísticos o políticas que sólo denuncian. La política, después, no va nunca a la cámara de diputados donde aspira renovar su banca. ¿Qué política hace? El periodista, aumenta su ego que lo hace engordar más (¿también su bolsillo?), y ayuda a crear el clima que después la otra aprovechará. ¿Proponiendo qué?  ¿Qué les de raiting y votos? No gracias. Denuncio que me quieren llevar como tonto a un cuarto oscuro para poner un voto hueco. Denuncio que quieren crear un clima explosivo para que nadie proponga nada (porque no proponen nada, a menos que “basta de”… sea una propuesta).  Denuncio que me resulta increíble escuchar que me dicen “venimos a unir”, “unite a nosotros” (sic y recontra-sic), denuncio que eso no tiene lógica (y la lógica es una materia que se aprende). Denuncio que no podría nada “junto” a la izquierda o el pro –que son lo mismo, como se ve hasta en su slogan y en la soja-. Denuncio que “rabinos eran los de antes”, como dijo un rabino amigo. Denuncio que el Tigre es un desastre salvo el centro miamiescamente decorado, y Nordelta dizque narcofinanciado. Denuncio que me tienen harto, pero ¡harto! con su nada. Y finalmente, denuncio que esta vez Patricia Bullrich no cambió de partido, y eso me desconcierta.

Foto tomada de www.jmarior.net