miércoles, 13 de agosto de 2014

Los consensos de la mediocridad



Los consensos de la mediocridad


Eduardo de la Serna



Insaurralde se diferenció de los espacios que ayer plantearon “Patria o buitres” diciendo que “todo lo que sea dividir” no le gusta. “Me gusta buscar los consensos, buscar los acuerdos, dentro de las diferencias que tenemos todos, buscar las coincidencias”, dijo.

Primero empezaron con la crispación, más tarde, con la grieta… ahora, el mediático diputado afirmó que hay que buscar coincidencias…

¡Muy bien! ¡Qué lindo que suena! Me parece muy bien: ¡hay que buscar consensos! No todo puede plantearse como “BLANCO” o “NEGRO”. En la vida hay GRISES.

Crispación es crear enojo, molestia, desacuerdos. Aunque por cierto que no es fácil imaginar que no se enojara la persona que es víctima, por ejemplo, de la injusticia, de la violencia, del abuso de poder… La grieta es separarse unos de otros, separar lo que está unido. Claro que es difícil imaginar que no quiera separarse una mujer golpeada, que uno quiera seguir unido a quien lo ha traicionado, o vendido…

Porque, reconozcámoslo, a veces enojarse, separarse de alguien, no es síntoma de enfermedad sino de salud.

Y negar ambas dimensiones es o bien ingenuo, o bien publicidad, o – más bien, probablemente – complicidad con la otra parte. Uno a veces escucha a gente que le dice a la mujer golpeada, “si te pega es porque te quiere”, o “es tu marido, no te separes… pensá en tus hijos”, etc… Y personalmente me espanta escucharlo. 

Ahora resulta que uno que figura en la lista de los diputados de la Nación (no me costa que tenga una buena participación en el recinto, para ser precisos), quizás descontento por no haber sido invitado a un acto (o que a lo mejor le enviaron la invitación, pero no la recibió por estar en Canal 13) afirma, cada vez más parecido a otro diputado, como él ex intendente, y que como él peregrina los canales de la TV hegemónica sin pasar demasiado por el recinto para el que fue votado, afirma que busca “consenso”.

Dejemos de lado que consenso significa “sentir juntos”, algo difícil de afirmar de quienes no manifiestan sentimiento alguno, sino pasión por el dinero; y dejemos de lado también que es difícil – si no imposible – buscar consensos con quienes no buscan consensos.

¿Sería tan amable el diputado, cada vez más semejante a la detestable política de los 90, que se gestaba con mujer bella al lado, mucha presencia mediática, desprecio por la política, y contando con el apoyo de los formadores de imagen, de explicarnos qué significa buscar consenso con las vinchucas que nos chupan la sangre, nos cagan y nos enferman? ¿Sería tan simpático en explicar cómo lo haría, concretamente, sin que signifique hundirnos, sin renunciar a nuestra libertad, sin también en eso volver a los 90? ¿Estaría dispuesto a explicar cómo se busca consenso con detestables personajes, rodeadas de juez detestable (y que se molesta si hablan mal de él, ¡pobrecito!, casi como que le va a prohibir a la presidenta que lo nombre, ¡desacatada ella!) y alentados por no menos detestables especímenes de estas tierras que frecuentan los mismos estudios que el diputado?

Sintetizando: buscar consenso con esos abominables personajes es como pretender “quedar bien con Dios y con el diablo”. Y – obviamente – quien eso pretendiera logra eficazmente alcanzar la segunda parte del dicho, y está en las antípodas de la primera. Abrazará al diablo, quedando en la vereda de enfrente de Dios. ¿Qué esto se parece a grieta, o crispación? ¡Obviamente! Se trata de dignidad. Pero a lo mejor, saltar de vereda, cambiar de camiseta, “pertenecer”, tenga sus privilegios. ¿Que esto es GRIS, ¡muy gris!? Sin dudas. Pero si hasta a lo mejor consiga canje para el casamiento y logre que lo posicionen como candidato renovador a la Provincia… Esos son los consensos que interesan. Lo que quede fuera, que se lo coman los buitres… ¡A mí qué me importa!

Foto tomada de mitampico.blogspot.com

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