sábado, 18 de octubre de 2014

Una nota sobre el Sínodo



Una nota a las tantas notas sobre el Sínodo

Eduardo de la Serna





Como no podemos leer todo lo que existe, como nos inundan de información de mil tipos (nueva manera de volvernos analfabetos) siempre elegimos qué leer y qué no. Yo, por ejemplo, no leo la sección ‘policiales’. Cuando un determinado caso pasa a ser “nacional” ahí sí procuro leerlo o informarme; pero, en principio, no las leo. 

Tampoco he seguido, salvo excepciones, las noticias sobre el Sínodo. Para empezar, porque creo que la crisis de la institución eclesial es tan grande que no entiendo que se convoque a un sínodo extraordinario sobra “la Familia”, más cuando para el año próximo ya está convocado el sínodo ordinario sobre el mismo tema. Pero además, porque creo varias cosas…


  • 1.       Un sínodo es un organismo consultivo, pero se consulta a los obispos que durante décadas nombraron Juan Pablo II y Benito XVI. Es decir, se consulta a gente de la que – en lo personal no me interesa su opinión porque ya la conozco: “¡retrocedamos!”;
  • 2.       Me parece que hay temas más urgentes y más de fondo sobre los que la Iglesia debería pensar: el Evangelio, la fidelidad a Jesús, el Reino de Dios, la evangelización, los evangelizadores…  durante siglos la iglesia se ha “metido en la cama de la gente”, como el “perro del hortelano, que no come ni deja comer”. No me parece que la tan mentada “primavera” eclesial ocurra por tres o cuatro supuestos cambios en relación a la familia;
  • 3.       En lo personal, temas como el trato a los divorciados, a las parejas en nueva unión o unión informal, las parejas disfuncionales, la homosexualidad… no son los temas que más me interesan (celebraré cada paso de inclusión, de cercanía, de encuentro, pero no son los temas que más me interesan). Si de “comunión” hablamos: ¿comulgan los pobres? ¿O son tan, pero tan “impuros” que ni acercarse a la Iglesia pueden?
  • 4.       Cuando leo las declaraciones de algunos obispos afirmando que si se revisa la comunión de los divorciados, o si se niega la “perversión” de la homosexualidad se están socavando “las bases de la Iglesia”, me resulta patético. ¿La congregación para la doctrina de la fe” (presidida por el cardenal Müller, la quintacolumna ratzingeriana en la curia de Francisco) no va a censurar semejante barbaridad teológica? Resulta que – para estos señores – las bases de la Iglesia son las familias y no la Santísima Trinidad, el Evangelio, el Amor…
  • 5.       Los MCS, siempre atentos a la última noticia, que nunca es la última, y que – para más datos – no suelen estar bien informados al hablar de temas eclesiales (son muy pocos los periodistas que hablan de temas eclesiales y realmente saben algo… ¡Muuuuy pocos!) salieron a hablar positiva o negativamente de un borrador. Y obviamente a consultar curas, obispos, sobre esta apertura o esta perversión, según fuera el medio o el consultado. Y los borradores eso son… se borra.
  • 6.       Obviamente hay todo un sector – muy, muy tradicionalista, o integrista – que está con las antenas paradas y los pelos erizados ante cualquier gesto, por pequeño que sea de parte del Papa o de ciertos ambientes. Me resultó patética la información de las oficinas de prensa de la derecha (AICA, ACI prensa, ZENIT…) hablando que va a ser beatificado Pablo VI, “el papa de la Humanae Vitae”. En el contexto sinodal, obviamente es tendenciosa la nota. Porque también podría ser el Papa de la Populorum Progressio (pero esta molesta, no en vano a Pablo VI por ella lo llamaron “marxista”). 


¿Estamos en una “primavera” eclesial? Sin dudas que creo que estamos muy lejos de estarlo. Dije hace tiempo que – para mí – el Papa hasta ahora no hizo nada, y lo sigo sosteniendo. Aclaro: hizo cientos de gestos que celebro y aplaudo (gestos de pobreza, de ruptura de solemnidades huecas, populares), tuvo palabras maravillosas (entre las que incluyo la Evangelii Gaudium), pero los cambios de fondo, de raíz que esperamos (la Curia vaticana, en primerísimo lugar) todavía siguen intactos. Y si el Papa muriera hoy (cosa que de ninguna manera deseo, aclaro) el sucesor puede seguir dejando todo como está, porque hasta ahora nada se tocó. ¿Cómo podría haber primavera con el “ejército” de obispos conservadores, integristas – o peor aún – “que Juan Pablo nos legó”? Realmente creo que la institución eclesial (no la Iglesia) está en una crisis de descrédito muy grave. Y no es un sínodo sobre la Familia el que permitirá que “florezcan mil flores”.

Pero si de Iglesia hablamos, no podemos hacerlo sin hablar del “Espíritu Santo” (al que Pablo VI, el papa de la Evangelii Nuntiandi llamó “el alma de la Iglesia”). Obvio que esto no significa, ni significó nunca, que “todo” – ni siquiera “mucho” – de lo que la Iglesia hace o dice esté conducido por él, pero sí que no nos suelta de su mano, y que “cada tanto” se enciende una luz. Creo que con el Papa Francisco estamos ganando obispos pastores (aunque costará tanto para equilibrar las décadas de obispos examinadores, interventores y funcionarios), aunque no pareciera que tengamos obispos profetas. Al Espíritu Santo le toca esa tarea. ¡Soñamos!

Fotos tomadas de: Romero, de blogs.21rs.es; Helder Camara, de www.periodistadigital.com; Angelli, de memoriastierra.blogspot.com

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