viernes, 27 de junio de 2014

Una nota sobre los carroñeros



Una nota sobre los carroñeros


Eduardo de la Serna



A raíz de la abundancia de noticias relacionadas con los llamados fondos “buitres” en estos días, debo confesar que me llama la atención escuchar y leer algunas cosas. 

Es llamativo que leemos que hasta el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el gobierno de los EEUU, Francia, el Papa, diputados británicos, además de cientos de gobiernos amigos, han cuestionado la actitud intransigente del juez Griesa (y su dependencia del Capital), y la negativa de la Corte Suprema de los EEUU a intervenir, pero sin embargo, a pesar del obvio rechazo generalizado que los “buitres” generan (insisto en que los animalitos no lo merecen) me irrita notar la cantidad de voces y textos en Argentina que cuestionan al gobierno o defienden a los fondos, y todo lo que esto significa… Por “izquierda” o por “derecha”, es realmente algo serio y preocupante. 

Por un lado de parte de los que pretenden gobernar en un futuro próximo el país (Macri, Massa, algunos de la FAUNA, por ejemplo) mostrando con esa actitud qué es lo que nos espera si logran ser gobierno. Otros que parecen sufrir un enfermizo síndrome de Estocolmo pretendiendo quedar bien con el torturador. Otros quizás desmemoriados que han olvidado lo que hemos vivido, padecido y sufrido, y cuánto hemos avanzado. Y hasta tuvimos un paupérrimo texto episcopal. La deuda externa era y fue durante décadas el freno a todo crecimiento, y es la reestructuración la que nos ha permitido la posibilidad de que los jubilados puedan cobrar (¿o no recordamos el 13% de descuento que impuso la Alianza con Gerardo Morales, Patricia Bullrich como gestores?), o la creación de escuelas, Universidades y hospitales, las rutas, el porcentaje del presupuesto dedicado a educación, el retorno de científicos (esos mismo que Cavallo, uno de los padres de la Deuda mandó “a lavar los platos”), por ejemplo. Y cómo esa deuda fue responsable del aumento infinito de la desocupación, el trabajo esclavo (en nombre de la “flexibilización laboral”), los planes para los “excluidos” y la degradación social.

Y es preocupante escuchar o leer a gente “de a pie” (incluso algunos curas) que “debemos” pagar, que esto es la “viveza criolla”, que nos creemos esto o aquello. ¿Será que la usura les parece sensata, o buena, o al menos razonable, como lo fue en otro tiempo la esclavitud, o la dominación de la mujer? ¿Será que hay una suerte de complejo de inferioridad que hace mirar fascinados todo lo que viene del Primer Mundo? ¿O será que es una manera evidente de criticar o destruir cualquier cosa que venga del gobierno? Semejante miopía, preocupante, grave debería invitarnos a rechazar – como pueblo – semejante desmesura. Y a los dirigentes a mostrarse unidos en torno a la defensa de los intereses de la Patria. Es cierto que difícilmente puedan defender los intereses de la Patria Argentina los Cavallo, Sturzenegger, Broda, el CEMA, la Sociedad Rural, la UIA, la AEA, y sus voceros de Clarín y la Nación, por ejemplo… difícilmente porque no es la Argentina, sino el Capital lo que ellos defienden… Como Griesa. Ya los conocemos, ya vimos de qué lado estaban cuando explotó el país, pero como buitres también ellos, allí los tenemos nuevamente revoloteando en círculos. Ya lo decía Jesús en un texto Q: “donde está el cadáver, allí se juntarán los buitres” (Lc 17,36 / Mt 24,28). 

En lo personal no sé cómo seguirá este momento de crisis. Sí sé que las crisis son ocasión de crecimiento, y de rechazo de aquello que no queremos para nosotros, para fortalecer nuestra identidad. Pues al menos nos sirve para volver a escuchar a Grondona, Bonelli, La Nación y todo “el Grupo” y recordar, y refrescar, y rememorar su colaboración con los que hoy reclaman, y su sumisión. Recuerdo cuando fui con mi cuñado Miguel a ver la película La Deuda, documental donde Lanata quiso parecerse a Michel Moore (destaquemos que no lo logró ni por asomo). Curioso documental donde el menemismo no tuvo nada que ver con la deuda. Recuerdo nuestra indignación al ver ese remedo. Allí empezaba a florecer aquel que apostató del periodismo. Después vino el Maipo.

Espero que la actual situación sirva, aunque haya miopes que se nieguen a ver, sordos que se nieguen a oír por aquello de que “no hay peor ciego…” Espero que sirva para que cierta dirigencia muestre su grandeza, y otros manifiesten visiblemente su microscopía; para que muchos comunicadores comuniquen, aunque sirva para que otros “operen”, y espero que sirva para que la ciudadanía encuentre una bandera bastante más honda y profunda que el seleccionado de futbol para ponernos una camiseta que defienda la vida de los pobres, que sostenga los pasos que hemos dado y que impida que el capital tenga la última palabra sobre una patria justa, libre y soberana.

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